Enfrente estaba el Alcorcón, un equipo que mostró a Pellegrini algunos de los conceptos básicos del fútbol y que casi siempre funcionan. El Real Madrid carece de bandas. Los laterales son islotes que suben sin compañía. Todo el juego pasa por el centro. Con esa táctica, en la que insiste Pellegrini, los blancos fueron desarmados por su rival, un auténtico vendaval en la primera parte. Drenthe fue el que más sufrió. Ubicado en el lateral izquierdo de la zaga, el holandés tenía que intentar parar el incómodo dos contra uno. Por su banda llegó todo el peligro local. Y por su banda llegaron los tres primeros goles. El primero, de Borja, el quinto que le marca al Madrid. Antes, lo hizo con el Alicante y el Leganés. Aún tendría pólvora para hacer el sexto.
Después, fue Arbeloa, que en propia meta introdujo el balón en la portería de Dudek. Para culminar la primera parte, Ernesto se unió a la fiesta amarilla gracias a un gol de ratón. De nuevo, el tanto llegó por la banda derecha. Entre medias, el Real Madrid tuvo sus ocasiones, fruto de arreones esporádicos. Raúl González, Esteban Granero y Karim Benzemá tuvieron tres claras, pero no era el día.
En la reanudación todavía hubo tiempo para un último empujón del Alcorcón, que gastó sus últimos cartuchos para marcar el otro. De nuevo, Borja, que aprovechó un error defensivo, batió a Dudek por bajo. Fue el final del conjunto amarillo, que, desfondado, aplicó su tiempo a resistir un marcador histórico.
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