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La visita de Javier Martí Mingarro el pasado jueves sirvió para conocer hasta qué punto el Real Mallorca sobra en el organigrama del Grupo Safín. En apenas tres meses la credibilidad de la nueva propiedad está por los suelos, su capacidad de inyectar liquidez es cero y la incertidumbre es total. El 'patriarca' de los Mingarro no esconde que comprar el Mallorca ha sido una decisión fallida y el pasado jueves, en la rueda de contactos que mantuvo con sus consejeros, se le escaparon algunas frases que dejaron a sus interlocutores seriamente preocupados. Una de ellas es lapidaria, terrorífica y casi definitiva de las intenciones del propietario. «Yo estoy en Madrid; lo siento por vosotros que sois de aquí», espetó Martí Mingarro.

Los interlocutores que relataban esta frase exhibieron su preocupación porque son conscientes de que sólo quedan dos vías: o concurso de acreedores o vender de nuevo el club. No hay más.

Lo mejor fue que ya se sabe con detalle la hoja de ruta de los Mingarro. Su intención no es arriesgar parte de su patrimonio para salvar el Mallorca, a partir de ahí toda situación de viabilidad pasa por hallar un comprador mucho más decidido a inyectar dinero de inmediato.

Mingarro se marchó tras la conversación con Alemany y después de dejar un vació absoluto en el seno de unos consejeros que ya no esconden su preocupación. La propiedad tiene prevista la convocatoria de un consejo de administración -de momento no hay fecha- y dar más detalles en un encuentro más formal de la situación de colapso por la que atraviesa la entidad.

Los bancos han negado la ayuda al club, aunque el mensaje que también les quiso enviar Martí Mingarro es que siguen realizándose gestiones con más entidades financieras para tratar de que se les adelanten cantidades que deben percibirse en un futuro y que supondrían un parche con el que llegar inicialmente a final de año, pero no a final de temporada. La situación de preocupación maxima no ha cambiado y ésta ha aumentado a medida que se han ido conociendo más detalles de la visita de Martí Mingarro.

Los consejeros están muy preocupados porque inicialmente no se puede hacer frente a un pago mínimo como son las primas a los jugadores. «Esto es insignificante», comentó uno de los miembros del consejo, consciente de que los problemas van creciendo día a día y semana a semana.

Si las gestiones que van a realizarse en los próximos días no dan resultado, los Mingarro se pueden quedar solos en la planta noble del club, acompañados sólo con Tomeu Vidal en el puesto de presidente. «Yo estoy en Madrid; lo siento por vosotros que sois de aquí», dijo Martí Mingarro. Más claro, agua.