Jugadores, público, representantes de los medios de comunicación, operarios y patrocinadores conforman una marea humana de 450.000 personas que transitan cada año por el torneo más importante del mundo sobre tierra batida, una competición que se plantea romper con más de 80 años de historia y mudarse para crear «el Roland Garros de 2040».
En un día de intensa lluvia como el de hoy, es cuando más surgen las voces que reclaman que este Gran Slm esté dotado de pistas cubiertas que hagan posible el juego, independientemente del clima.
Pero las instalaciones del Grand Slam de tierra, el único de los cuatro «grandes» junto con Wimbledon que nunca ha cambiado de emplazamiento, se han quedado pequeñas y obsoletas desde su inauguración en 1928, y sufren la presión de torneos de menor categoría pero más modernos, como el Máster 1.000 de Madrid y su flamante Caja Mágica.
Lo reconocen los organizadores, como el director general de la Federación Francesa de Tenis, Gilbert Ysern, que no esconde que se está estudiando abandonar París, aunque sería «un suplicio», para la prensa y los tenistas.
«Hay que ser realistas. En comparación con otros torneos de Grand Slam, que siempre están creciendo, ha tenido complicaciones en cuestiones de espacio. Todo el mundo lo sabe», asume la belga Justine Henin, que se ha proclamado campeona en París en cuatro ocasiones y que no quiere que su torneo favorito abandone la capital francesa.
Pero en 2015 expira el contrato que vincula Roland Garros con las instalaciones actuales y los responsables de este Grand Slam barajan varias opciones, si no se alcanza un acuerdo para ampliar el complejo de 8,5 hectáreas en el suroeste de París donde ahora se disputa el torneo y que ocupan, más o menos, la mitad de la superficie con la que cuentan el Abierto de Australia o Wimbledon.
«Tenemos que crear el Roland Garros de 2040», asegura el director de la Federación Francesa de Tenis, que sabe que el desarrollo de un torneo que no dispone de ninguna pista cubierta no puede depender de la voluntad de las nubes y de la intermitencia de la lluvia.
El Ayuntamiento de París ha presentado una propuesta para reformar las infraestructuras de Roland Garros sin necesidad de hacer mudanza, que pasan por ampliar el complejo a 13 hectáreas.
Se plantean también dotar a la pista central Philippe Chatrier de una cubierta retráctil como la de la Caja Mágica de Madrid y e incluso techar la Suzanne-Lenglen, la segunda en importancia del recinto.
Además, el proyecto del consistorio estudia levantar dos nuevas pistas de 3.000 plazas, una de ellas ampliable hasta las 7.000 localidades mediante gradas provisionales que se instalarían durante las dos semanas que dura el torneo, a cambio de demoler la pista 1, apodada Plaza de Toros por su forma circular, para liberar espacios abiertos.
Por último, el proyecto de ampliación (que costaría unos 200 millones de euros frente a los 600 millones de una eventual mudanza) prevé erigir nuevos centros para relaciones públicas, especialmente en el cercano Bosque de Bolonia (la mayor zona verde de la capital). propuesta a la que se oponen grupos ecologistas y asociaciones de vecinos.
Si la iniciativa municipal encabezada por el alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoe, no prospera, los organizadores del torneo ya tienen al menos otras cuatro propuestas sobre la mesa.
Se baraja desplazar el Grand Slam hasta las proximidades del Palacio de Versalles, a 19 kilómetros al oeste de París, llevarlo al Evry, donde dispondrían de 100 hectáreas junto a un hipódromo al sur de la capital, colocarlo al norte de la ciudad, en Gonesse o emplazarlo a 48 kilómetros de la capital cerca de las instalaciones del parque de atracciones de Eurodisney.
Los medios locales apuntan a que la decisión sobre la mudanza del Grand Slam de París, siguiendo los pasos del Abierto de Estados Unidos y del de Australia, se tomará el próximo mes de febrero.
Mientras tanto, algunos jugadores se muestran reacios a inaugurar unas instalaciones concebidas para el espectáculo del tenis en el siglo XXI pero sin el regusto de saber que en esas mismas pistas triunfaron nombres históricos como los de Manuel Santana, Tony Roche, Bjorn Borg, Mats Wilander, Andrés Gómez, Ivan Lendl o Gustavo Kuerten.
«Creo que para cuando termine mi carrera, el torneo seguirá en Roland Garros. No sé si el Abierto de Francia se irá algún día a Disney, lo dudo. Hay más espacio fuera de la ciudad», declara el mejor tenista de la historia y el vigente campeón de Rolad Garros, Roger Federer, que no se imagina levantando la Copa de los Mosqueteros ante la atenta mirada de Micky Mouse.
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