Lorenzo Ripoll, a la izquierda, recibe de manos de Miquel Bestard una distinción por parte de la Federació de Futbol de les Illes Balears, en su última aparición pública, en la que fue objeto de un merecido tributo junto a Tomás Monserrat. | Jaume Morey
Hacía tres años que vivía en Lluc. Tomaba pastillas para la diabetes y llevaba un marcapasos, así que un día alquiló su apartamento del Paseo Marítimo de Palma y con el dinero que recibía alquiló a su vez una celda pegada al Monasterio. El aire sano, la bulliciosa alegría de los «blavets» y la cercanía de la Virgen lo mantenían en forma. Había establecido su base en el Café de Sa Plaça y allí recibía a los amigos que periódicamente le visitábamos. Hasta ayer, que después del aperitivo y haber comprado el periódico se desplomó. La falló el corazón, y de nada sirvieron los desvelos de María, la farmacéutica, para reanimarlo. Lorenzo Ripoll Flexás, periodista de raza, amigo del alma, había muerto. A los setenta y seis años de edad y despues de que todas las pruebas que le habían hecho la pasada semana en Son Dureta, incluido el estado del marcapasos, no hicieran prever el fatal desenlace que el Rvdo. Gabriel Seguí, director de la Escolanía, me comunicó llorando como un «blavet» en el mismo momento de producirse.
3 comentarios
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Larry, estimat: Tu saps, ara més que mai, que hem de viure l'instant etern de la nostra única i definitiva identitat, la de ser fills de Déu. A reveure, Joan-
¿Lorenzo Ripoll en el Baleares?., Servidor, siendo mucho más joven que él, lo situaba en Radio Mallorca. Prosoal debe de hacernos su curriculum. Descanse en Paz.
los homenajes en vida son los q uno mejor puede recibir descansi en pau