El fútbol ha tenido que acomodarse en el calendario a la exigencia política, por muy clásico que sea, y finalmente el gran partido entre el Barcelona y Real Madrid en el Camp Nou cederá su espacio natural, como es un encuentro de Liga en fin de semana, para disputarse el lunes.
Ni sábado 27 ni domingo 28, como se barajaba desde que el presidente de la Generalitat, José Montilla, convocó las elecciones autonómicas para el segundo de dichos días. El Barcelona-Real Madrid será el lunes, 29, a las 21.00 horas.
No es la primera vez, y probablemente no será la última, en que el horario en el Camp Nou hace un doble mortal por exigencia del operador televisivo, de una estrategia de club o, en este caso, por una cuestión política.
De hecho, tampoco es una novedad que un partido se dispute un lunes, después de que hace muchos años la cadena de televisión Antena 3 entrase en el negocio del fútbol.
En el primer partido de Liga de la época de Joan Laporta, el Barca llegó a programar en el 2003 un partido a las doce de la noche contra el Sevilla (1-1). Su sucesor, Sandro Rosell, se marcó como objetivo devolver el fútbol en el Camp Nou a su estado natural: encuentros los domingos a las 17:00 horas, como toda la vida.
Sin embargo, ni Rosell ni el club, por muy Barca que sea, han logrado un objetivo que se presenta casi imposible para el operador televisivo, ya que considera que sus mejores opciones (Barcelona y Madrid) deben ser vistas por televisión en horarios de máxima audiencia, y las cinco de la tarde de un domingo no entra en esta nueva exigencia.
Lo que quizás nadie esperaba es que un nuevo actor, como es la política, llegase a desplazar a todo un clásico no sólo de sus horarios sino del espacio habitual, como es el fin de semana.
El fútbol español, a diferencia del rigor y precisión con el que se proyectan otras Ligas y deportes en los que los horarios y jornadas están establecidos desde el inicio del campeonato (NBA, Premier y ACB, entre otros), ha vivido expectante para conocer cuándo y a qué hora se iba a celebrar el partido con el que mejor se vende la Liga en todo el mundo.
La fecha de las elecciones al Parlamento de Cataluña, fijada por Montilla para la semana del clásico, sabiéndose de antemano el calendario de la Liga, ha llevado a políticos y a muchos aficionados afectados por estar inmersos en el proceso electoral a reclamar que el partido saltase del fin de semana.
El Barcelona advirtió hace semanas que el sábado no quería jugar porque sólo podría descansar dos días tras el partido de la Liga de Campeones en Atenas contra el Panathinaikos, dando por bueno el domingo 28 como día del partido.
Clase política
La clase política en general se opuso por entender que un acontecimiento de la envergadura de unas elecciones no debía competir con el gran partido de la Liga.
En la parte deportiva, nadie daba crédito a un 'clásico' en lunes, por desnaturalizarse uno de los choques más importantes del calendario mundial y sacarlo de su escenario habitual, aunque un Barcelona-Real Madrid o viceversa también se ha disputado durante la semana con motivo de la Liga de Campeones, de la Supercopa de España, de la Copa del Rey o de la ya extinta Copa de la Liga.
Incluso alguna cadena televisiva, así como diversos medios de comunicación, han llegado a garantizar que el partido iba a ser el domingo, circunstancia que han apoyado con anuncios.
El hecho es que las elecciones al Parlamento de Cataluña, y en parte también, según el empresario Jaume Roures, propietario de los derechos televisivos de ambos equipos, por un «punto de vista cívico», han tenido su peso a la hora de programar el clásico para el lunes 29, lo que seguramente no impedirá un lleno hasta la bandera en el Camp Nou.
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