«La FIFA no es corrupta. No puede decirse eso de modo general», afirma Blatter en una entrevista al diario suizo «Tagesanzeiger», dos días después de ser reelegido para su cuarto mandato en una tumultuosa asamblea marcada por la inhabilitación, por supuesta corrupción, del contracandidato catarí Mohammed Bin Hamman.
«Dejadme trabajar. Hoy (por ayer) no podemos aún hacer nada, porque la oficina está cerrada. Mañana empezamos», añade el presidente, quien insiste en que el barco (de la FIFA) ha atravesado «aguas turbulentas», pero que en el congreso que le eligió se logró imponer disciplina.
Blatter evita una pregunta acerca de las sospechas de que Bin Hamman viajó al Caribe con un millón de dólares en la maleta para comprar votos y afirma no saber «si eso está probado o no».
Añade, respecto a las amenazas de Jack Warner, asimismo miembro del comité ejecutivo, de provocar un «tsunami» si cuenta lo que sabe del caso, que estará «contento» si alguien pone sobre la mesa lo que sabe.
Blatter afirma, respecto a su elección, que recibió «un par de auténticas bofetadas», que le han dolido «en lo más interno», aunque evita mencionar a Inglaterra, que trató de postergar la sesión hasta que se encontrara un candidato alternativo.
El presidente de la FIFA admite como un error la doble elección de las candidaturas para los próximos dos mundiales, una de sus decisiones más controvertidas, en especial por las dudas sobre la limpieza de la decisión favorable a Catar para el torneo de 2012.
Apunta que ello no volverá ocurrir y que en el futuro la elección corresponderá a un Congreso, no al comité ejecutivo.
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