Los jugadores de la selección española de baloncesto Pau (izda) y Marc Gasol (dcha) intentan evitar la canasta del francés Ali Traore. | Efe

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Francia 69
España 96

Francia (22+16+10+21): Batum (9), Albicy (8), Traore (16), Pietrus (2) y Diaw (5) -equipo inicial- Seraphin (18), Kahudi (1), De Colo (10) y Tchicamboud.

España (21+18+29+28): Pau Gasol (11), Rudy (15), Navarro (16), Calderón y Marc Gasol (9) -equipo inicial-, Reyes (10), Ricky, San Emeterio (4), Llull (9), Claver (8), Sada (4) e Ibaka (10).

Àrbitros: Sreten Radovic (CRO), Olegs Latisevs (LET) y Miroslav Tomov (BUL). Sin eliminados.

La selección española ganó a Francia por falta de combatividad y por 69-96, en un partido tedioso y carente de tensión que los galos convirtieron en una auténtica farsa al reservar a Tony Parker y Joakim Noah y en la que el resto de jugadores nunca se empleó a fondo ni al cincuenta por ciento.

España será primera de grupo y jugará los cuartos de final el próximo miércoles, con el vencedor del Eslovenia-Finlandia, mientras que Francia jugará el jueves contra Grecia. Fue la elección de los galos.

Francia comenzó con Parker y Noah en el banquillo, y sin prestar demasiada atención al desarrollo del partido; y España contó con los menos habituales desde los primeros minutos, en un encuentro que otorgaba la primera plaza del grupo E.

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La falta de tensión fue la tónica generalizada de un partido casi intrascendente. Nadie sabía realmente qué era mejor: si quedar primero o segundo de grupo, por los cruces de cuartos de final y los posteriores de semifinales y los dos equipos se dejaron llevar.

Navarro salió con la mira perfectamente ajustada, 4 de 4 triples, pero las personales no le permitieron estar más que apenas 8 minutos en pista.

Otro dato, al descanso (38-39) habían salido todos los jugadores españoles a pista, excepto Víctor Claver, y todos los franceses, excepto el lesionado Gelabale y los 'reservados' Parker y Noah.

Las defensas fueron muy permisivas y los ataques adolecieron de rigor, haciendo el partido un intercambio de canastas tedioso y sin interés, salvo por alguna acción aislada y particular meritoria.

La selección española subió ligeramente la tensión de la defensa y en 80 segundos consiguió un parcial de 0-7, después de tres robos de balón y otros tantos contragolpes. La diferencia se amplió a un 2-18 de parcial en 4 minutos. Los franceses estaban consiguiendo su objetivo, perder.

Y como estaban empeñados en conseguirlo, España acabó con un parcial de 10-29 en el tercer periodo. El partido se convirtió en una auténtica farsa, en la que los españoles, sin comerlo ni beberlo se vieron inmersos.

Si los tres cuartos anteriores fueron de aquella manera, el último no se salió de la media. Más minutos de la basura a repartir entre los menos habituales.

La FIBA debería tomar cartas en el asunto y multar de forma muy importante a los franceses por falta de combatividad. No quisieron ganar.