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La nueva joya de la cantera mallorquina ya es uno de los grandes de la historia del baloncesto isleño. Avalado por su enorme progresión, confirmada el pasado verano con el título y el MVP del Europeo Sub 18, el salto de Àlex Abrines a la Liga Endesa era una mera cuestión de tiempo. Y Chus Mateo, técnico de Unicaja, no ha querido esperar para que la selecta hinchada del caliente Martín Carpena disfrute de las primeras evoluciones entre la élite de un alero al que sitúan entre las sensaciones del deporte de la canasta a lo largo de los próximos años.
Agonizaba el choque entre Unicaja de Málaga y el Gran Canaria (85-68) cuando Abrines protagonizaba un momento histórico. Su salto a pista le permitió ser el último balear en estrenarse en la mejor liga de Europa -minutos antes lo había hecho también Alberto Corbacho con el Blusens-, disfrutar de un minuto (tiempo suficiente para capturar un rebote defensivo y fallar un triple que se animó a lanzar) y a buen seguro estimular el orgullo de sus progenitores. En especial de su padre. Con apenas dieciocho años, el hijo del que fuera jugador de Huesca, Cáceres, Gran Canaria y Fuenlabrada en la ACB, Gabriel Abrines, recogía su testigo, marcaba el punto de partida de un cambio generacional y firmaba un hecho histórico para el baloncesto mallorquín. Desde el domingo, Gabriel y Àlex Abrines ya comparten un espacio en la historia de este deporte y de la Liga Endesa.
El portador del dorsal 16 de la inconfundible elástica verde del Unicaja, el que para muchos suena como el nuevo Rudy Fernández daba un salto vertiginoso en cuestión de horas. Si el debut con Unicaja era la consecución de un sueño, muy diferentes eran las cosas 48 horas antes. Entonces, enrolado en la disciplina del Clínicas Rincón de la LEB Oro, Abrines no evitaba con sus once puntos una nueva derrota del filial malagueño (47-99) ante el Iberostar Canarias, próximo rival del Logitravel Mallorca.
Y eso que hace dos años, el júnior de La Salle era el hábitat de este tres de 196 centímetros que puede marcar un antes y un después. Lo que todos esperaban, ya ha ocurrido. Su puesta de largo en la Liga Endesa era un secreto a voces. Desde aquí, Àlex Abrines sólo puede crecer. Y ofrecer todo el baloncesto que lleva dentro.