El serbio volvió a demostrar que su juego se resiente tras el fallecimiento de su abuelo y, al igual que ayer, sólo sacó lo mejor de su repertorio cuando se veía en serios apuros.
Así comenzó el partido con muchos fallos y falto de precisión en sus golpes, lo que aprovechó Haase para ponerse 1-0 y 30-0 con su saque.
Todo fue un espejismo. El serbio se metió más en el duelo y sin mucho esfuerzo dio la vuelta al resultado ante un Haase nervioso e incapaz de responder desde el fondo de la pista a su rival.
De los siguientes diecinueve puntos, dieciséis fueron para el número uno, con lo que pareció que dejaba enfilada la primera manga con un 4-1.
Djokovic, no obstante, hoy no era el jugador que arrasa a sus rivales y, aunque dispuso de tres pelotas para ponerse 5-1, dejó 'vivo' al holandés que al ver casi perdida la manga, soltó el brazo y mostró lo mejor de su tenis.
Esto posibilitó su recuperación, ganó tres juegos consecutivos, rompió por segunda vez el saque del número uno y llegó a disponer con 4-4 de una bola para volver a ganar el servicio del irregular Djokovic.
En esos momentos fue cuando el número uno mostró su condición. Mantuvo el servicio y rompió, en el siguiente, el de Haase con lo que se hizo con el primer set por 6-4 en 45 minutos pero con veinte errores no forzados, algo inusual en él.
La segunda manga no tuvo historia. Djokovic, con un juego más sólido pero todavía irregular, enlazó cuatro juegos seguidos y aunque sin brillantez, dejó sentenciado el partido.
Al final, 6-2 en la segunda manga para el serbio, que mañana tendrá que mejorar mucho ante un rival mucho más complicado como es Berdych, que hoy demostró sentirse cómodo en la tierra batida del Montecarlo Country Club, como lo dejó patente en su victoria en cuartos ante el británico Andy Murray (6-7 (4), 6-2 y 6-3).
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