El triatleta mallorquín Mario Mola muestra las medallas conseguidas a lo largo de 2013 en las diferentes pruebas de las Series Mundiales, en las que acabó en tercera posición. Fotos: PERE BOTA | Pere Bota

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El año 2013 debía marcar un punto de inflexión en la vida deportiva de Mario Mola Díaz (Palma, 1990), pero ha acabado por significar la confirmación del trialeta llamado a recoger el testigo de los hermanos Brownlee y, especialmente, de Javier Gómez Noya en la escena nacional. El mallorquín cerró a lo grande un curso en el que ha plantado cara a los ocupantes del podio olímpico, e incluso se permitió la licencia de pisar el podio de las Series Mundiales y confirmarse como el tercer mejor especialista del planeta.

-Le va a costar olvidar todo lo que ha pasado a lo largo de los últimos diez meses...

-A nivel de resultados ha sido un gran año. Y es que si no acompañan, a la cabeza le cuesta más funcionar. En este caso, una cosa ha ido con la otra y la mezcla ha sido perfecta. Cuando decidí irme con Joel Filliol a Estados Unidos tenía claro que debía dar un paso al frente. Era el momento. Empezar segundo en Auckland me dio una moral enorme y, afortunadamente, después han venido otros buenos resultados que han encontrado la recompensa en el podio del Mundial, en Londres. Ahí sabía que debía estar al 100% si quería aspirar a algo y me siento afortunado de haber podido llegar a este punto.

-¿Tal vez el Europeo sea su única cuenta pendiente?

-Siempre hay cosas a mejorar. En el Mundial, demasiado bien fue, pues durante la temporada los Brownlee y Javi (Gómez Noya) han sido superiores. El Europeo era diferente. Era una carrera más abierta y podía esperar medalla. Pero hubo una escapada, los de delante fueron rápidos y doy gracias del bronce.

-Siempre insiste en que el segmento de agua es su punto débil. Ahí se ha empezado a notar la mejoría, ¿no?

-El hueco ya es más pequeño. Si hace dos años me peleaba por entrar en el pelotón, ahora lucho porque la diferencia con el grupo de escapados de delante sea lo menor posible. Pero es que a muchos les interesa romper la carrera y eliminar a rivales en el agua. Mi margen de recuperación en bicicleta y carrera a pie es bueno, pese a que competir con ellos resulta un trabajo extra. Tengo que trabajar la natación para recortar la distancia que todavía existe con algunos rivales, e intentar conseguir que la carrera se decida donde a mí me interesa, en el diez mil a pie.

-Gómez Noya y los Brownlee tienen toda la presión. ¿Nota que sus resultados hacen que se le exija un poco más que antes?

-El hecho de haber hecho algunas carreras a pie rindiendo al nivel de los mejores ha hecho que la gente se fije más en mí. Ven que les disputas la carrera a los más grandes y ver que haya caras nuevas o una alternativa le gusta a la gente. Particularmente, pienso que me queda mucho trabajo para poder estar al mismo nivel que ellos, aunque si tengo un buen día, puedo estar cerca.

-¿Tan por encima del resto están sus tres rivales?

-Lo que más destaca de ellos es que no tienen segmento flojo. Al revés, destacan en los dos que marcan las diferencias: la natación, porque abre la escapada, y la carrera a pie, el que decide. Son también buenos ciclistas y logran mantener y ampliar sus rentas con la bicicleta. Su regularidad es lo que les hace diferentes al resto.

-¿Piensa ya en los Juegos de 2016, más cuando la clasificación arranca en poco tiempo?

-Lo primero va a ser clasificarse, que no es fácil, pues se te exige una gran regularidad. La presión se la pone uno mismo, y el entorno la acrecenta o no. Creo que ahora puedo luchar por una medalla olímpica, pues si uno no confía en llegar a lo más alto, no la vas a ganar por casualidad. Si vas con la intención de quedar décimo, es probable que estés entre el 20 o el 30. Mi ilusión es luchar por medalla, pero puede pasar cualquier cosa y acabar el 50. Si no vas con la mentalidad de luchar por el podio, es más probable que me pase lo último.

-¿Hasta qué punto afectan los recortes a un triatleta de élite?

-Afectan, y en lo que más se ha notado es en las ayudas públicas. Ahora, el deportista debe invertir en él mismo y asumir costes, para conseguir resultados, que es lo que lo hacen viable. Competir en el Mundial ya cuesta dinero. Y si no hay para sanidad o educación... Nosotros somos ocio para la gente, pero no sería justo que en unos Juegos se nos exijan resultados sin apoyos y no se valore todo lo que no sea una medalla. Madrid 2020 hubiera sido una tabla de salvación.