Mohamed Alí, en una imagen de archivo. | PETER ENDIG

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El ex campeón mundial peso pesado Muhammad Ali, cuya carrera pugilística repleta de récords, su elegante estilo sin precedentes y sus posturas controvertidas lo convirtieron en una de las figuras más reconocidas del siglo 20, murió el viernes a los 74 años.

El fallecimiento de Ali fue confirmado en un comunicado difundido el viernes por la noche por el portavoz de la familia, Bob Gunnell, un día después de que fuera admitido en un hospital del área de Phoenix por un problema respiratorio.

Su imagen, como la de John F. Kennedy, Marilyn Monroe, Elvis Presley o Los Beatles, estará por siempre asociada a la de una época: los años sesenta y setenta.

Ali, conocido también por Cassius Clay en los inicios de su carrera, fue tres veces campeón del mundo de los pesos pesados y campeón olímpico de los semipesados en 1960. Disputó 61 combates como profesional, con 56 victorias y 5 derrotas.

Clay nació en Louisville, Kentucky, Estados Unidos, el 17 de enero de 1942. Según sus biógrafos, su llegada al boxeo se produjo cuando tenía 12 años, cuando entró de la mano de un policía y entrenador aficionado, Joe Martin, en un gimnasio poco después de que le robaran la bicicleta.

Hasta 1959 había conseguido en el campo aficionado numerosas victorias; entre ellas, seis Guantes de Oro de Kentucky, dos guantes nacionales en Nueva York, y dos campeonatos norteamericanos.

No tenía más que 18 años cuando en los Juegos Olímpicos de Roma ganó la medalla de oro de los semipesados y decidió su paso al profesionalismo. En aquellos tiempos, el boxeo estaba, en parte, tutelado por la mafia y liderado por los boxeadores Floyd Patterson y Sonny Liston.

El 25 de febrero de 1964 ganó el título mundial de los pesos pesados, después de un combate frente a Liston en el que hizo alarde de sus dos mejores virtudes pugilísticas, un rítmico juego de piernas y un golpe demoledor.

Ese año cobró aún mayor notoriedad al anunciar su conversión al Islam y el abandono de su nombre originar por el de Mohamed Ali. El púgil militaba en el movimiento Nación del Islam de Malcolm X, que proponía la liberación de los guetos negros y el fin de la segregación. Estados Unidos se sintió fascinado ante este campeón rebelde que acumulaba títulos sin cesar.

Los dos años siguientes continuó tumbando rivales. Noqueó a Patterson, a Chuvalo, a Cooper, Brian London, a Mildenberger, a Williams y a Jerry Quarry, el orgullo de la América blanca, en el Madison Square Garden de Nueva York.

En 1967 hizo un nuevo gesto espectacular. Se negó a incorporarse al Ejército y marchar a la guerra de Vietnam. Le condenaron a cinco años por insumisión, fue suspendido tres años y le despojaron de su título.

El 26 de octubre de 1970 regresó victorioso al cuadrilátero, venciendo a Jerry Quarry, y nuevamente se dispuso a alcanzar la cima.

Cuando su carrera pareció sucumbir con dos señaladas derrotas, contra Joe Frazier, el 8 de marzo de 1971, y Ken Norton 31 de marzo de 1973, aceptó un combate ante George Foreman en Kinshasa, Zaire, el 30 de octubre de 1974. La pelea fue seguida en todo el mundo, fue tema de una película años después -"Cuando fuimos reyes"- y convirtió en mitos a ambos púgiles: Foreman y Ali, quien reconquistó el título mundial.

Desde octubre de 1974 a febrero de 1976 puso cinco veces en juego su corona y sucesivamente derrotó a Chuck Wepner, Ron Lyle, Joe Burgner, Joe Frazier y Jean Pierre Coopman.

Pero perdió el título el 15 de febrero de 1978 ante Leo Spinks. La negativa de éste a enfrentarse al aspirante oficial, Ken Norton, le permitió luchar de nuevo por el cetro mundial y el 15 de septiembre lo reconquistó por tercera vez ante Spinks, en el Superdome de Nueva Orleans. Poco después anunció su retirada.

A lo largo de su carrera se enfrentó a los más grandes del cuadrilátero, a Patterson, Chuvalo, Cooper, London, Williams, Terrell, Folley y Foreman.

Alí ganó más dinero que todos los pesos pesados anteriores juntos. En quince peleas que disputó entre 1971 y 1978 se embolsó, por ejemplo, más de 43 millones de dólares.

Y como llegó, así se fue el dinero. Generosas contribuciones, fiestas legendarias, caprichos por doquier o negocios ruinosos fueron el final de parte de su fortuna.

Excepcionalmente, el 2 de octubre de 1980 volvió al ring para enfrentarse a Larry Holmes por el título del Consejo Mundial de Boxeo, un combate que perdió por abandono en el décimo asalto.

Colgó los guantes definitivamente después de perder el 11 de diciembre de 1981 un combate a 10 asaltos contra Trevor Berbick, en Nassau (Bahamas).

Poco después, el 9 de septiembre de 1984, se le diagnosticó que padecía Parkinson, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso, que, según el director de la Clínica de Enfermedades Motrices de la Universidad de Columbia, doctor Stanley Fanh, tenía como causa inmediata el boxeo.

Desde entonces luchó contra la progresión del mal. Su imagen se ha hecho si acaso más célebre entre el público en este tiempo. Todavía se recuerda su emotiva presentación en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta donde no sólo mostró las huellas que el Parkinson estaba dejando en su cuerpo, sino que, entre aplausos y vítores, reclamó su momento en la historia del deporte.

Cuando abandonó el boxeo continuó con su labor en defensa de los valores del Islam y de los musulmanes. En noviembre de 2002 visitó Afganistán como «Mensajero de la paz» de las Naciones Unidas.

En noviembre de 1999 asistió en Viena a la entrega de uno de los premios que le reconocían como uno de los mejores deportistas del siglo XX, tras ser elegido por un jurado internacional. Pese su abnegada voluntad, era evidente su avanzado deterioro físico.

Al mes siguiente, la revista norteamericana especializada «Sports Illustrated» le entregó el galardón de «campeón más grande del siglo».

En los primeros días de diciembre de 2001 volvió a Atlanta para recoger la llama olímpica desde Grecia y prenderla para el inicio del camino hasta la ciudad de Salt Lake City, sede de los Juegos de Invierno en febrero siguiente.

A comienzos de 2002 recibió en Los Ángeles la estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y pidió que no la pusiesen en el suelo sino en la pared.

Dos años después, recibió el Premio Jalil Gibran del Instituto Árabe-Americano (2004), por su obra en favor del mundo en desarrollo. En marzo de 2005 se anunció que en diciembre recibiría en Berlín la Medalla por la Paz Otto Hahn.

A finales de octubre de 2005 su hija Laila dijo que su padre seguía perdiendo la batalla contra el Parkinson y que en los últimos tiempos el mal había progresado notoriamente.

El 9 de noviembre de 2005 recibió de manos de George Bush la Medalla de la Presidencial de la Libertad y el 21 de ese mes inauguró en su ciudad natal un Centro que lleva su nombre para promover sus ideales humanitarios y culturales.

En junio de 2012 el Consejo Mundial de Boxeo anunció que en su convención de diciembre sería nombrado «Rey del Boxeo Mundial», en Cancún (México), y se le impondrá una corona de 2 kilos de peso bañada en oro de 24 kilates.

Otro reconocimiento de ese año fue el ser portador por unos momentos de la bandera olímpica durante la ceremonia de inauguración de los Juegos de Londres, el 27 de julio.

Su vida fue llevada al cine en 2001 por Will Smith en la película Ali, dirigida por Michael Mann.

El 20 de diciembre de 2014 fue hospitalizado por una leve neumonía.

Ha estado casado en cuatro ocasiones, la última con Lonnie, y tenido 8 hijos, además de adoptar a otro. Laila Ali, la menor de sus hijos, se dedicó al boxeo como profesional (1999-2007) y en 2002 se hizo con la triple corona mundial de los supermedios (IBA, IWBF y WIBA).