Los resultados, con 13 puntos sumados de 39 posibles, han sido la justificación que ha esgrimido la directiva del Rayo para prescindir de sus servicios y confiar en otro técnico hasta final de temporada con el objetivo de lograr la permanencia.
El balance de Baraja al frente del Rayo se ha resumido en tres victorias, cuatro empates y seis derrotas en trece partidos, que sitúan al equipo, transcurridas 26 jornadas, en la decimosexta posición con 28 puntos, solo uno por encima del descenso.
Tras perder contra el Mirandés, en la última jornada del campeonato liguero, Baraja asumió su parte de responsabilidad por la marcha del equipo, aunque se mostró crítico con otro tipo de situaciones que se han ido dando en el club durante esta temporada.
«Tengo que asumir mi parte de responsabilidad, los resultados nos son buenos, no lo puedo negar, pero creo que trabajo en la línea buena y hay que reflexionar. Igual no todo es un problema del entrenador. Es evidente que cuando el equipo lleva tanto tiempo en la situación que está no todo es cuestión del entrenador y hay otras circunstancias que hay que valorarlas», comentó.
Durante los tres meses y medio que ha durado su etapa en el Rayo, Baraja ha tenido que convivir con temas extradeportivos como la fallida cesión del ucraniano Roman Zozulya o la explosión social de la afición contra la gestión de la directiva con manifestaciones, comunicados y pañoladas en partidos.
En el aspecto deportivo, Baraja ha tomado decisiones que generaron sorpresa, como la de dejar fuera de las últimas tres convocatorias por decisión técnica a pesos pesados del vestuario como el capitán Roberto Trashorras, los defensas Razvan Rat y Zé Castro y el delantero venezolano Miku.
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