José Linares, en plena competición. | Mallorcapress

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El navegante mallorquín José Linares (Palma, 1977) dio el pasado fin de semana un paso de gigante en su objetivo de participar en la Mini Transat de 2021 al completar las 100 millas que le restaban para cumplir los estrictos requisitos de la regata francesa. Lo hizo junto al regatista Manuel Moreno en el curso del Trofeo Mare Nostrum, que este año vio menguado su recorrido a 230 millas (El Garraf-Columbretes-El Garraf) para evitar la borrasca situada sobre Baleares. El Vamos, vamos de Linares cruzó la línea de llegada en quinta posición sobre 19 rivales y, lo más importante, certificó las millas mínimas para ser admitido en el exclusivo club de regatistas oceánicos que el año que viene zarparán de Les Sables d'Olone con destino a La Palma, y ​​de ahí a la isla de Guadalupe.

Aunque prefiere ser precavido, dado que aún no está formalmente aceptado (el plazo no se abre hasta el mes de diciembre), Linares, que compite en representación del Club Nàutic Sa Ràpita, reconoce que los barcos que reúnen las condiciones exigidas por la organización antes de inscribirse tienen prácticamente asegurada su participación. Y él y su barco cumplen con los requisitos: 1.500 millas en regata y 1.000 en solitario.

«Ahora toca terminar de preparar el barco y al patrón», explica este aparejador, padre de una niña de seis años, que confiesa verse obligado a hacer «encaje de bolillos» para conciliar sus obligaciones profesionales con la navegación en solitario y el cumplimiento de un viejo sueño de juventud.

La idea de hacer la Mini Transat le ronda desde 1996, cuando el navegante Guillem Martí (una vuelta al mundo, la mitad de ella en solitario), con el que solía competir en pruebas locales, le enseñó un dosier de la regata: «Yo entonces no sabía ni que era un Mini, pero poco a poco me fui aficionando y empecé a navegar en solitario, primero en el barco de mi padre, un Puma 29, y luego en el Marauder, un Dehler 33 de competición». En 2005 ayudó a Hugo Ramón (el único mallorquín con tres Mini Transat) a conseguir su clasificación y le empezó a rondar la idea de algún día tener su propio proyecto.

La posibilidad se le presentó hace unos años, después de que otro ilustre marino afincado en Mallorca, Nacho Postigo , terminara la Mini Transat de 2015. «Seguí mucho aquel proyecto y un día, cuando la Mini ya había terminado, me dijeron que el barco estaba en Astilleros de Mallorca. Llamé a Nacho y le pregunté si lo había vendido; me respondí: 'Lo guardo para ti, tenemos un café pendiente'. Y así fue cómo empecé a navegar en el Vamos, vamos ya pensar de verdad en hacer mi propia Mini», recuerda Linares, recién llegado de la última Mare Nostrum. Postigo ha sido como un padrino para Linares y en justa compensación («y por superstición marinera», para qué negarlo) el barco conserva su nombre original.

Un proyecto oceánico, aunque sea en una embarcación de 6,50 metros y en solitario, requiere apoyo de muchas personas. José Linares pide que conste en este texto su agradecimiento al Nàutic de Sa Ràpita, su club de toda la vida, y a dos empresas que se han volcado en el proyecto: ReLiOn Lithium batteries y la velería mallorquina GP Sail, gestionada por la Matías Gil y Neus Poncell.

El siguiente paso, una vez culminadas la calificación, es ajustar el barco y buscar algún patrocinador que comparta los valores del proyecto. «El último año ha sido complicado, sobre todo después de que me embistiera un Bavaria 38 en Barcelona y me provocará graves daños que, por fortuna, ya están arreglados. Tenemos electrónica nueva y nos vamos a centrar en la jarcia, la cabuyería y en trabajar un buen plano vélico», detalla Linares, cuyo objetivo en la Mini es “disfrutar de la experiencia”.

No quiere hablar de posiciones cuando aún no ha empezado la regata, pero sí revela su estrategia psicológica para una prueba que no es sólo deportiva, sino de resistencia: «Hay compañeros en la Base Mini de Barcelona que navegan ocho horas al día, algo que yo no me puedo permitir por mis circunstancias personales. Lo que yo hago es tratar de divertirme en cada salida, y de momento me ha ido muy bien . Gané la Mare Nostrum del año pasado y fui tercero en las 500 millas de Marsella. Navego sin presión, pero intentando hacerlo lo mejor posible. Si luego puedo dar un susto, pues mejor».