Marga Fullana muestra su medalla de bronce olímpica en Es Petit Hotel de Petra. | Teresa Ayuga

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El cambio de siglo emcumbró a una ciclista mallorquina a lo más alto. La reina de un mountain bike en plena expansión era una Marga Fullana (Sant Llorenç des Cardassar, 1972) que llegó a acumular dos dobletes consecutivos en los Mundiales de Are (Suecia) 1999 y Sierra Nevada 2000. Campeona individual y en el Team Relay, nadie podía negarle el cartel de máxima aspirante al oro olímpico en los Juegos de Sydney.

Dos décadas después, Fullana sigue en activo. A sus 48 años, y recuperándose de una grave lesión de rodilla que le llevó a pasar por el quirófano antes del confinamiento, prepara el Campeonato de España Másters de ruta de Llucmajor, en septiembre. Y quiere seguir añadiendo títulos a su interminable palmarés.

Pero su nombre y su medalla de bronce en Sydney 2000 en la prueba de Cross Country ya forman parte de la historia del deporte balear. Fullana fue la primera mujer del archipiélago en colgarse una presea en unos Juegos dentro del programa oficial. Todo un hito que aquel 23 de septiembre del año 2000 dejó a todo Sant Llorenç y a media Mallorca sin dormir, pendientes de la pequeña pantala y de lo que pasaba en la Fairfield City Farm de Nueva Gales del Sur.

La reposición en Teledeporte de sus títulos mundiales ha permitido «recibir muchas muestras de cariño» a Fullana, a quien le vienen a la cabeza «innumerables recuerdos» de la primera de sus tres experiencias olímpicas (repitió en Atenas 2004 y Pekín 2008). En el Petit Hotel Sa Plaça de Petra se exponen sus medallas, maillots y la bicicleta con la que corrió en Sydney 2000. «Pedimos hacer un pequeño museo en Sant Lloreç y me dijeron que no había un lugar para ponerlo. Es una pena», lamenta la pentacampeona mundial de BTT, que hace veinte años optó por no estar en la Villa, «contando con mi equipo, mi gente, aislados. Lo veía como una carrera normal, no como unos Juegos Olímpicos», explica la atleta, ciclista y duatleta, entrenada por entonces por su todavía vecino, el ex profesional holandés Gert-Jan Theunisse. «Lo que sí noté era la cantidad de prensa que había, era diferente a cualquier Mundial o Copa del Mundo», añade.

Rodeada de las mejores y siendo la corredora a batir, Fullana se puso por delante, superando a la suiza Barbara Blatter. En la cuarta plaza, la campeona olímpica en Atlanta 96, la italiana Paola Pezzo, inició la remontada para atrapar a la helvética e ir a por la mallorquina, cabeza de carrera y rumbo al oro.

«Sólo me acuerdo de la caída... Y pensé ¡adiós, se acabó! Tuve suerte, me podría haber lesionado, se podría haber roto algo de la bici. No la solté, se cayó conmigo y pude levantarme e intentar pelear por la medalla», recuerda de aquel polémico choque con Pezzo, a quien se recriminó su polémica acción. «En un segundo, se fue todo al traste...», prosigue Marga.

Tocaba defender el podio y la medalla de bronce, que acabó en su cuello, por detrás de Pezzo (oro) y Blatter, que ganó una plata de la que Fullana se quedó a 4 segundos. «Cuando acabó la carrera, estaba enfadada... Pero era una medalla olímpica. En ese momento, tenía una desilusión grande, pero con el paso de los años valoro más lo que conseguí entonces», prosigue la llorencina en referencia sl hito que hace 20 años le hizo entrar en los anales, siendo además la primera ciclista española en subir a un podio olímpico.

En el presente, lamenta la falta de apoyos. «Parece que se han olvidado de mí», dice, aunque Massi y otras firmas le permiten continuar. «Mientras el cuerpo aguante», apostilla.