Volodymyr Bystrov, en una imagen captada en el Club Élite de Palma. | Pilar Pellicer

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Su caso es el de muchos otros compatriotas a los que el deporte les permite desconectar parcialmente de la dura realidad que vive su gente en su país natal. Con 17 años, Volodymyr Bystrov (Kiev, 2004) ha visto frenada súbitamente su formación académica -estudiaba Fisioterapia en la capital ucraniana- y se ha visto obligado a vivir a miles de kilómetros de sus padres y hermano, que han querido quedarse en Ucrania y ofrecer al taekwondista la oportunidad de seguir creciendo y entrenando con opciones de confirmar buenos resultados como el bronce logrado en el Campeonato de Europa júnior.
«El deporte es mi refugio», refiere Volodymyr Bystrov, que se ha instalado desde hace unos días en Mallorca, entrenándose junto al técnico Juan Antonio Ramos en el Club Élite, que el excampeón mundial regenta junto a su esposa, la medallista olímpica palmesana Brigit Yagüe, en la barriada de es Fortí, y que ha sido punto de encuentro de deportistas de diferentes nacionalidades.

Relación

«Ramos es amigo de mi entrenador y me dijo que era un buen sitio para prepararme», explica Bystrov, que compite en -63 kilos y vive con la mirada y la mente puestas en Kiev, donde está su gente y ha dejado su vida antes del conflicto provocado por la invasión rusa. «Se hace duro, hay mucha incertidumbre, pero yo estoy en contacto permanente con mi familia cada día», relata el taekwondista, que se traslado desde Terrassa (Barcelona) hasta Palma para ponerse a las órdenes de Ramos, pudiendo ejercitarse con otros deportistas como la selección de Noruega, con la que realizará en unas semanas un stage en el CAR de Sant Cugat, después de participar en el Open de España. «No he podido entrenar bien los últimos días, pero hacerlo es lo que más me ayuda a superar este momento y ahora quiero recuperar la forma», comentaba Volodymyr durante su encuentro con Ultima Hora.

Su «mayor ilusión» sería «poder volver a casa, aunque no sé cuándo podrá ser», explica Bystrov, para quien en este momento «es un orgullo muy grande poder competir y representar a Ucrania» y tiene palabras de agradecimiento para los suyos. «Mi familia entiende que debo entrenar, que si no lo hago perderé la forma y estos años de trabajo», dice sobre ello, poniendo en valor la acogida recibida por parte de Ramos y Yagüe. «No lo olvidaré, me han abierto las puertas de su casa como si fuera uno más», admite Bystrov, quien sueña con ser olímpico «en Los Ángeles 2028», asegura.

El apunte

Acogido por Ramos y Yagüe

Volodymyr Bystrov ha encontrado acomodo durante su estancia en Mallorca en el domicilio familiar de los técnicos y extaekwondistas internacionales Juan Antonio Ramos y Brigit Yagüe, con quienes convive más allá de las sesiones de entrenamiento. A la espera de conocer si debe dejar más adelante la Isla o recibe algún tipo de ayuda por parte del Comité Olímpico Internacional o la Federación Internacional (World Taekwondo), el joven deportista ucraniano es uno más de una familia en la que se respira deporte durante las 24 horas del día.