Foto de familia de los dominadores de las distintas clases de la regata de las Fuerzas Armadas. | Laura G. Guerra

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La 43ª edición de la Regata de las Fuerzas Armadas ha reunido casi noventa barcos, desde cruceros hasta embarcaciones de vela ligera, se han inscrito para participar en este evento que intenta estrechar lazos entre la Armada y la náutica civil y que este año ha organizado el RCN Palma. Los grandes triunfadores al finalizar la única prueba costera del día en los barcos de crucero han sido el Falbala, de Bartolomé Català (ORC estimado), el In Situ, de Lluis Miguel Salom (ORC 0-3), el Mestral Fast, de Jaime Morell (ORC 4), y el Maribel, de Antonio Arnau (ORC 5). Entre los clásicos, el Marigan de Tim Liesenhoff fue el ganador.

En las pruebas de monotipos, el barco de Mónica Montañés fue el mejor entre los Cyclone. El J80 Jotajuerga se impuso en su clase. El Dragón más rápido fue el Nova Mallorca y entre los Tochos de la Comisión Naval de Regatas se impuso el Sóller. Finalmente, los mejores en vela ligera fueron Arnau Alba, del CN Portitxol, en ILCA 6, María Rosselló, del RCNP, en ILCA 4, y en Snipe el triunfador fue el barco de Juan Gabriel Manresa, de la CNR.

La regata partió a la una de la tarde cuando las diferentes flotas fueron navegando hasta la zona común de salida, situada frente al Portitxol. Varios de los barcos lucían velas con motivos artísticos que conmemoran el quinto centenario de la primera vuelta al mundo completada por Juan Sebastián Elcano en 1522. Uno de ellos era el Aifos de la Armada, que lucía en su espí el retrato del histórico navegante español.

La idea de la Regata de las Fuerzas Armadas surgió hace ya casi medio siglo como una iniciativa del contralmirante Marcial Sánchez-Barcáiztegui, fallecido en Palma en 2012. Sánchez Barcáiztegui era consciente de la importancia de mantener y reforzar los lazos entre la sociedad y la Armada El contralmirante tomaba como ejemplo y referencia los hechos históricos acaecidos en Dunkerque al principio de la Segunda Guerra Mundial. El ejército alemán en plena Blitzkrieg acorraló en esta pequeña localidad costera francesa a cientos de miles de soldados, sobre todo británicos y franceses. Winston Churchill solicitó la ayuda de cualquier barco que pudiera navegar para evacuar a las tropas cercadas hasta el Reino Unido. Una gran flota de pequeños barcos civiles arriesgó todo para participar en el rescate y más de trescientos mil soldados fueron salvados a tiempo.

La Regata de las Fuerzas Armadas, aunque competitiva, tiene un carácter eminentemente social. Su impulsor quiso siempre que la regata estuviera abierta a todo tipo de embarcaciones propulsadas a vela, con independencia de su eslora y desplazamiento, y abogó por que su organización recayera de manera rotativa en los diferentes clubes de la Bahía de Palma.