Algo más que una victoria para Bilbao, quien hace unos días reclamaba "otra forma de correr en el equipo para intentar ganar", un triunfo de autor dedicado de inmediato a su compañero suizo Gino Mader, quien perdió la vida recientemente en la Vuelta a Suiza.
«Esta victoria en para Gino Mader. Me metí en la escapada no pensando en la general, sino en el triunfo de etapa, que era lo que estábamos buscando». Pello, después de 99 etapas sin triunfo español en el Tour, puso su nombre en la historia de la "Grande boucle". Tomó el testigo de su paisano Omar Fraile, también vizcaíno, el héroe de una tarde en Mende en 2018.
Día muy agitado de principio a fin, incluso para los favoritos, aunque todos los candidatos a buen recaudo en meta. Vingegaard salvaguardó el maillot amarillo. Le siguen Pogacar a 17 segundos, Jai Hindley a 2.40, Carlos Rodríguez a 4.22 y el gran Pello Bilbao quinto a 4.35. Ahora dos españoles en el top 5. Cosas del Tour.
Comienzo explosivo en Vulcania, junto al parque temático europeo del volcanismo, en el corazón de la cadena de 80 "puys" que hacen única esta comarca de Auvernia. Etapa para la aventura, perfil ondulado, con 5 puertos, ni un kilómetro llano, mucho calor, una clásica.
Se formó enseguida con un pelotón que salió con el cuchillo entre los dientes. Subiendo el Col de la Moreno (3ª categoría) se juntaron 20 en cabeza, y en la cima se unieron Vingegaard y Pogacar, en marcaje mútuo. Maniobra que obligó a Ineos a ponerse el mono de trabajo al frente del pelotón, pues Carlos Rodríguez no estaba en el proyecto.
Desorden total, todos querían alterar el orden, como si sobraran las fuerzas después de la jornada de descanso. Subiendo el Col de Guéry (3ª) bajaron la guardia Vingegaard y Pogacar, dejando el protagonismo a los aventureros que quisieran jugar sus opciones a más de 140 km de meta, desafiando las altas temperaturas que marcaron la jornada. Después de mil intentos se formó una interesante fuga en la subida a la Croix Saint-Robert (2ª), con 14 hombres, entre ellos Pello Bilbao, Antonio Pedrero, Alaphilippe, Barguil y Chaves.
El pelotón abrió el semáfaro en verde, los favoritos a rodar con la escapada a 2.20 minutos a 51 km de meta, renta reducida por el impulso en cabeza de Van der Poel, pensando en el póker de victorias al esprint de Philipsen. En permanente sube y baja y en busca de la Cota de Saint-Victor-la-Rivière (3ª) precisamente Van der Poel y su enemigo íntimo del ciclocrós, Wout Van Aert, salieron del pelotón en busca de la avanzadilla, pero ambos desistieron al ver que no llegaban al vagón delantero. Delante el más ambicioso fue el letón del Israel Krits Neilands, el primero en coronar, en solitario, la última dificultad del día, la Cota de La Chapelle-Marcousse (3ª), por done pasó el grupo de Bilbao, Chaves, O'Connor y Zimmermann a 38 segundos y el pelotón a 3.30, admitiendo que la victoria estaba delante.
Para Ineos un quebradero de cabeza, pues Pello Bilbao, a 3.15 de la cuarta plaza, suponía una amenaza para Carlos Rodríguez. El equipo del ciclista andaluz levantó el pie dejando el control del pelotón de los favoritos en poder del Jumbo, sin opciones en la etapa y con la única finalidad de pasar página con Vingegaard.
«¡¡La ocasión de tu vida, Krits!!», le gritaban a Neilands desde el coche del director. Esfuerzo agónico para el letón, brillante todo el día, pero el Tour no perdona, ni los rivales. Aquí no se regala nada. A 3,2 km de meta fue alcanzado por el cuarteto perseguidor, con Bilbao y Pedrero.
Empezó la lucha sin cuartel, los saltos por sorpresa, cada uno lanzando su órdago. Atacó O'Connor a 1,7, pero lo atraparon Pello Bilbao y Zimmermann. Los tres se relajan, se marcan, y llegan otros 3 a olisquear la victoria.
Zimmermann fue el primero en quemar sus naves a menos de 250 metros de la pancarta. Pello no permitió que se despegara, lo adelantó y alzó los brazos, pletórico, con un tiempo de 3h.52.34, a una media de 43,1 km/hora. Su gran triunfo, que puede unir a 2 en el Giro, hasta sumar un total de 16. Gino Mader recibió un bonito regalo de su amigo español. Y además, muy simbólico. Efectivamente, había que correr de otra manera.
Este miércoles la undécima etapa entre Clermont Ferrand y Moulins, de 179,8 km ofrece una oportunidad para los esprinters, una de las últimas antes de que la montaña tome la palabra. En el trayecto tres pequeñas cotas de 4a.
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