Ya no pasa desapercibida por las calles del pueblo en el que ha encontrado la tranquilidad, el clima y su espacio para preparar objetivos como los que se le vienen por delante. «He empezado a aprender español en un curso on-line, pero poco a poco me voy defendiendo con algunas palabras... incluso en mallorquín», asegura sonriente toda una campeona de Europa de ciclismo en pista que ha cambiado Noruega por Sencelles: Anita Yvonne Stenberg (Drammen, Noruega, 1992).
Allí vive y planifica desde agosto de 2020 sus entrenamientos en carretera y sobre la madera del Velódrom Illes Balears junto a su entrenador Kenneth Berner, con quien forma un tándem ganador. La última muestra, el título continental de la prueba de Omnium femenino logrado en Apeldoorn (Países Bajos), que supone su clasificación virtual para los Juegos Olímpicos de París 2024. Su gran meta tras quedarse a las puertas del podio y las medallas en Tokio, donde fue quinta en la prueba reina del programa de pista del ciclismo femenino, que auna scratch, tempo, eliminación y puntuación.
«Es la prueba más completa y me siento orgullosa de haber ganado el título», refiere Stenberg, de 31 años y que apura las últimas Copas del Mundo y el Mundial como preparación para París y reválidas tras el Europeo de Apeldoorn. «Pero los Juegos son el objetivo principal, sueño con ganar una medalla», confiesa. Le es indiferente el metal, «con el bronce sería feliz», aunque deja claro que viajará a la capital francesa «a por el oro».
«Los Juegos son la motivación con la que me levanto cada día», añade Anita, quien eligió Mallorca por las condiciones climatológicas, «porque puedo salir casi cada día a entrenar por carretera», además de tener una instalación que no podía utilizar hace pocos años en Noruega: un velódromo. «En invierno, nieva y no puedes salir, todo sería entrenar en la pista, y no me llena. A mí me encanta rodar por la carretera, notar el aire, hacer kilómetros. Que es parte, además, de mi rutina y entrenamiento», relata Stenberg, campeona también de Europa de scratch (2022) y puntuación (2023), además de bronce en la carrera a los puntos en el Mundial de Berlín 2020.
Se siente una más en Sencelles, donde vive «tranquila», algo que prioriza, al igual que las buenas comunicaciones con su país y el resto de Europa. «El pueblo me encanta, su gente es maravillosa y se respira calma, que es lo que busco también», prosigue. Incluso su experiencia ha animado a otros compatriotas a preguntar por Mallorca como residencia permanente. «Sé de otros compañeros de vela, por ejemplo, o de taekwondo que han venido por aquí y les interesa vivir y entrenar aquí», apostilla la ciclista, una referencia en el país escandinavo, una potencia emergente en deportes de verano.
Ese título europeo de Omnium ha tenido «enorme impacto en Noruega», asegura Stenberg, quien recuerda cómo los medios escritos, digitales, e incluso la televisión en su hora de máxima audiencia, informó de su victoria en el Europeo de Apeldoorn. Un resultado que tuvo continuidad con la plata en puntuación. «Si antes me vigilaban, ahora lo harán más, pero forma parte del juego...», afirma.
Ahora, sus ojos miran únicamente hacia París, hacia unos Juegos Olímpicos en los que espera dar una medalla a su país. Un metal con acento mallorquín y de Sencelles, donde incluso fue reconocida en una gala por sus resultados internacionales, lo que deja clara la adaptación e implicación de Anita Yvonee Stenberg con el hábitat que le rodea y que ha elegido para preparar el asalto a la gloria olímpica en el velódromo de Saint Quentin en Yvelines.
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