En una etapa casi en su totalidad en terreno llano, con un inicio con curvas antes de las rectas para los velocistas, pudo Ganna tomarse su ventaja personal tras el mal sabor de boca con el que se marchó en la séptima etapa, en la que Pogacar fue el único que le superó en el último suspiro, después de que estuviera media hora como líder en la silla caliente.
Reventó el crono el italiano, que voló en su especialidad para pararlo en 35:02, siendo el único que se acercó a bajar de los 35 minutos con velocidades en algunos tramos de hasta 70 km por hora, pues Pogacar hizo casi medio minuto más pese a que durante los primeros controles marcó mejor tiempo que un Ganna que rubricó su séptima victoria en el Giro, la primera desde 2021.
Su equipo, el INEOS, terminó con tres corredores en el top-5, pues el neerlandés Thymen Arensman y el inglés Geraint Thomas hicieron el tercer y el cuarto mejor tiempo, a poco más de un minuto de su compañero de equipo, la gran estrella de la jornada.
Después de la exhibición del italiano, con ganas de resarcirse tras la primera crono, solo una dolorosa caída de el estadounidense Magnus Sheffield, que había marcado el segundo mejor tiempo en el segundo paso cronometrado, sacó de la mente de todo el mundo por un instante a Pogacar, que salió poco después.
Empezó con mucha fuerza el esloveno, ganando segundos en las curvas para marcar hasta 15 segundos menos que el crono de Ganna. Pareció que la historia volvería a repetirse y que Ganna se iba a quedar con la miel en los labios, pero poco a poco fue perdiendo fuerza el debutante en el Giro, máximo favorito.
Acabó con 30 segundos más que un Ganna felicísimo, pero aumentó su ventaja con la general, dejando el Giro prácticamente visto para sentencia, con 3 minutos y 41 segundos sobre Geraint Thomas, su primer perseguidor.
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