Toni Frontera se abraza con Rafel Forteza, hijo del propietario de ‘Lluna de Llevant’, tras ganar el Gran Premi. | Francisco Ubilla

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La conquista del Gran Premi Nacional merece una gran celebración, aunque la de Toni Frontera (Palma, 1979) se alargó lo justo porque el despertador volvía a sonarle a las 6:30 de la mañana para empezar a preparar la cita del año que viene. Una cena con las personas que han trabajado todo este tiempo con Lluna de Llevant puso el broche de otro a otro domingo en el que que extendió su hegemonía en una clásica en la que ha sido capaz de instalarse en la excelencia con una regularidad incuestionable.

El séptimo entorchado en el Gran Premi Nacional -récord absoluto en el palmarés- «no cambia nada la vida» dice Toni Frontera, que asegura entre risas que «tampoco ganamos tanto» como para tomarse unas vacaciones como las que tendrá Lluna de Llevant cuando complete su calendario de 2023. Lo primero que hizo tras ganar es acordarse de su padre, Pedro -fallecido el año pasado-, y su madre, Antònia, y ayer por la mañana el profesional de Son Ferriol fue «entrenar potros de dos años». «Cuando termina el Gran Premi ya empieza el siguiente. Es una rueda y hay que ir haciendo», explica.

Su próximo reto es «probar Manacor con Lluna de Llevant y si le va bien intentar competir», aunque también tiene por delante citas importantes en una temporada en la que, de momento, ha extendido un reinado en el Gran Premi en el que destaca la «regularidad» conseguida a lo largo de una última década en el que el podio ha sido su hábitat natural. No se pone techo cuando se le cuestiona sobre llegar a diez victorias en la gran clásica del trote, aunque también se muestra realista. «El Gran Premi un día al año y corren 16, así que por estadísticas no me tocaría ganar otro, pero si la vida y el tiempo lo permiten me quedan bastantes y por qué no llegar a diez», comenta.

Concede todo el mérito a Lluna de Llevant. «El triunfo siempre es del caballo y luego se podría decir que el 70% de la victoria es de todos los que han trabajado con ella todo este tiempo y un 30% del jockey», analiza. Eso sí, la del domingo fue una carrera complicada. Cambió de planes tras la galopada inicial de Lamborghini, pensó que «nos suicidaríamos» al ir delante y que se había «equivocado» por seguir un ritmo lento antes de que otra cabalgada le abriera el espacio para meter la directa hacia el triunfo y hacia la historia.

«Cada año es diferente», razona a la hora de comparar sus diferentes triunfos, aunque también deja claro que el trote sigue creciendo en cantidad y calidad.