El entrenador del Mallorca, Gregorio Manzano, dando instrucciones durante el encuentro contra el Osasuna el pasado 13 de diciembre.

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Instalado en la cumbre de la Liga, con una madeja de puntos inesperada en el amanecer del curso, el Mallorca busca hoy ante el Málaga (17.00 horas, La Rosaleda) el broche de oro a un 2009 bipolar, un año marcado por las sombras institucionales y las luces deportivas. Después de extirpar el pasado domingo el mal de Pamplona, de clavar su bandera en terreno enemigo por primera vez en la presente temporada y encadenar su segunda victoria consecutiva del torneo, las huestes de Manzano quieren alcanzar la cota de los 30 puntos, marcharse de vacaciones con matrícula de honor y, de paso, rubricar el mejor año natural de su historia entre los grandes. El tope está fijado en aquellos 63 puntos firmados en 2001.

Hoy, un empate igualaría ese hito -con varios partidos menos- y el triunfo le permitiría a este bloque acceder al museo de la entidad por la puerta grande.

El Mallorca aterrizó ayer en Málaga con todos los disponibles -a excepción del marginado Oscar Díaz- y sin los ausentes ya conocidos, Corrales, Borja Valero y Fernando Varela. Manzano ya se las arregló el pasado domingo sin Borja Valero, el faro y guía de este proyecto, y el equipo cumplió con un notable trabajo subterráneo. Para esta tarde, el técnico de Bailén recupera a Julio Alvarez, ausente en el Reyno por una contractura cervical, y empujará al entrenador andaluz a la cábala.

La presencia del hispano-venezolano obligará a Manzano a variar de nuevo el centro del campo. Con Mario Suárez y Pep Lluís Martí fijos en la sala de máquinas, la duda estriba en conocer si el técnico repetirá el experimento que destrozó a Osasuna -Tuni por la izquierda y Castro, a pierna cambiada, por la derecha- o si, por el contrario, relegará al mallorquín a la suplencia para dar entrada a Julio Alvarez por la diestra y devolver al 'Chori' a la izquierda. Con Borja ausente y Aduriz irregular, Castro es el fútbolista que mejores sensaciones transmite en esta recta final de año. Sus dos goles al Almería, su gran actuación en Mestalla y el golazo del pasado domingo en tierras navarras, un tanto al más puro estilo Messi, le convierten, hoy por hoy, en el jugador franquicia de un equipo que pase lo que pase concluirá 2009 en Europa y que podría cerrar el año en posiciones de Liga de Campeones si gana y el Valencia no lo hace esta noche en Riazor.

También presenta algunas interrogantes el escudero de Aduriz. En Navarra fue Webó quien se situó junto al donostiarra y Víctor Casadesús ni siquiera hizo acto de presencia. Hoy, en cambio, la moneda puede caer del lado del punta mallorquín, que ha pasado de héroe -marcó un gol decisivo ante el Almería- a villano en apenas unas semanas.

El equipo, que llegó a la capital de la Costa del Sol con el director deportivo Nando Pons como jefe de expedición ante la ausencia del presidente Tomeu Vidal, parece capacitado para cerrar 2009 con los 30 puntos en el zurrón, una cifra que dejaría zanjado el debate de la permanencia y que daría paso al de las posibilidades reales de disputar competición europea la próxima campaña. El rival está agobiado por su mala clasificación y por unos resultados que le dan la espalda. Hoy el Mallorca puede hundir más el puñal en la herida.