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El Mallorca se ha convertido en el terror del Santiago Bernabéu. Durante la última década, no hay ningún otro club de Primera División que haya ganado allí tantas veces como el conjunto balear, que se siente especialmente cómodo cuando pisa la alfombra de Chamartín. Los bermellones, que entre 2000 y 2009 han recopilado hasta cuatro victorias en Concha Espina, irrumpirán mañana en el domicilio blanco en busca de un repóquer que alargaría su estancia en los puestos de Liga de Campeones.
La escuadra isleña se multiplica cada vez que se mide al Madrid como foráneo y ha hecho coincidir algunas de sus visitas a la capital con las actuaciones más brillantes de toda su historia.
El Mallorca, que siempre se había mostrado demasiado respetuoso en el Bernabéu, empezó a sacudirse el miedo el 1 de noviembre de 2000. De la mano de Luis Aragonés, los rojillos dejaron en evidencia a un grupo dirigido entonces por Vicente del Bosque en el que además de Raúl, Hierro o Roberto Carlos, destacaban otros tipos como Luis Figo, Makelele o Steve McManaman. Una excelente segunda mitad, ilustrada con los tantos de Ariel Ibagaza y Carlitos Domínguez, ayudó a los isleños a derribar un mito y a abrir un camino que hoy es más ancho que nunca (0-2).
La segunda conquista es también la más recordada por los incondicionales del ONO Estadi. De hecho, figura en la biografía mallorquinista como la victoria más abultada conseguida nunca lejos de la capital balear (1-5). El 4 de mayo de 2003, con Gregorio Manzano apurando su primera etapa en el club, el Mallorca redactaba una de las principales humillaciones que ha sufrido el Madrid en su casa. Ronaldo adelantó al cuadro merengue a los diez minutos de partido, pero tras el descanso los rojillos respondieron con dureza. Walter Pandiani, Albert Riera, Samuel Etoo, Roberto Carlos en propia puerta y Carlitos propiciaron una goleada que dejó boquiabiertos a los galácticos y que fue portada en todo el país.
Viejas heridas
Una temporada después (9 de mayo de 2004), aún con las heridas abiertas, el Mallorca volvió a dar el golpe en la Castellana. Luis Aragonés había regresado a Son Moix y le sacó los colores al portugués Carlos Queiroz con otra de sus lecciones. Samuel Etoo, que acabaría el partido lanzando mensajes al palco, inauguró el marcador en el prólogo y aunque Paco Pavón reseteó el enfrentamiento unos minutos después, el camerunés repitió a los 36 minutos y Alejandro Campano encarriló un poco más el triunfo antes del descanso. Luis Figo, de penalti, estrechó las diferencias justo después de la reanudación, pero el equipo balear resistió en pie hasta el final (2-3).
Tras esos cuatro años de vino y rosas, el Mallorca fue víctima de una acentuada sequía y se acostumbró a volver de vacío de Chamartín. Sin embargo, esa tendencia nociva murió a finales de la temporada pasada. El Madrid, que ya había bajado los brazos tras agotar matemáticamente sus opciones al título, intentó obsequiar a su público con una dulce despedida, pero se fue mirando al suelo. Marcó primero el Pipita Higuaín y aunque Arango respondió enseguida, los insulares volvieron a dejar lo mejor para el segundo tiempo. La gloria se la repartieron Cléber Santana, que firmó el mejor gol desde que juega en España y Alhassane Keita, que cumplió el sueño de marcar en uno de los grandes templos del fútbol europeo (1-3).
Al margen de esa batería de triunfos en la Liga, el Mallorca también ha plantado su bandera en el Bernabéu aprovechando el escenario de la Copa del Rey. Fue hace dos temporadas (2007-08), en una apretada eliminatoria de octavos de final. Los rojillos le dieron un baño a los blancos en el partido de ida del que apenas obtuvieron recompensa (2-1), pero en Chamartín ataron el pase a cuartos. Primero, gracias a una sobresaliente actuación de Miquel Àngel Moyà y después, con un arponazo al contragolpe de Ariel Ibagaza cuando la cita agonizaba (0-1).
Gregorio Manzano también impuso sus argumentos en el recinto blanco como entrenador del Valladolid. Fue a finales de la temporada 1999-00 y se apoyó en un gol del ariete Víctor Fernández. El Mallorca y su técnico saben cómo ganar en el Bernabéu. La quinta gesta parece posible.