El delantero francés del Real Madrid Karim Benzema (d) trata de controlar el balón ante el portero israelí del RCD Mallorca Dudu Aouate. | Efe

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Real Madrid 1 ? 0 Mallorca


Real Madrid: Iker Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Carvalho, Marcelo; Gago (Xabi Alonso, m.46), Granero (Lass, m.63); Cristiano Ronaldo, Kaká (Ozil, m.46), Di María; y Benzema.

Real Mallorca: Aouate, Ratinho, Ramis, Nunes, Kevin, Nsue, Joao Víctor, Tejera, Pereira, Castro y Webó.

Gol: 1-0, m.61: Benzema.

Àrbitro: Iturralde González (comité vasco). Amonestó a Ramos (32), Granero (55), Lass (83) por el Real Madrid, y a Nsue (27), Tejera (43), Ramis (75) y Nunes (83) por el Mallorca.


En una jornada que parecía encaminada hacia una dolorosa derrota, el Mallorca volvió a levantar la voz para reivindicar su propuesta en uno de los mejores escaparates de la Liga. Los baleares, con la columna vertebral dañada por el efecto de las bajas, no solo sobrevivieron al acoso del Madrid, sino que tuvieron mucho tiempo arrinconado al conjunto de Mourinho y reforzaron su amenaza de apartarles de la pelea por el título. Sólo la pegada de Benzema y los reflejos de Casillas abortaron una nueva hazaña e impedieron que los rojillos regresaran a casa con algo en el bolsillo (1-0).

Se anunciaba de salida un vendaval blanco, aunque el encuentro para el Mallorca amaneció sobre un escenario totalmente diferente al que reflejaba el guión. Tenía delante el equipo de Laudrup a un rival triste y apagado, sin alma. Mourinho, poco amante de las rotaciones hasta el momento, aprovechó la visita isleña para darle aire a su equipo con un par de cambios que inicialmente sólo consiguieron el efecto contrario. Ante eso, los bermellones reaccionaron con naturalidad y aunque el extenso parte de bajas le había recortado su lista de argumentos, se sumergió en el combate con el rostro erguido, despojado de cualquier complejo posible.

Aseado en defensa y con descaro suficiente para proyectarse al contragolpe, el grupo balear le entregó el balón del Madrid, pero fabricó casi todo el peligro que se vivió en ambas áreas durante el primer acto. De hecho, sólo tardó trece minutos en acallar al Bernabéu con una de esas ocasiones que, si no se aprovechan, acaban transformándose en un doloroso peaje. Nsue recogía un envío genial de Pereira y cruzaba bien el cuero ante la salida de Casillas, aunque su punto de mira, desviado un par de centímetros, lo mandó directamente al palo. Por extraño que pareciese, el Mallorca empezaba a creer que podía facturar algo en el equipaje de vuelta.

Más allá de esoequeños golpes que empezaba a propinarle a su anfitrión, el Mallorca vivía completamente relajado en defensa. El Madrid se empeñaba en canalizar todo su fútbol hacia el carril central y ahí los de Laudrup lo tenían todo bajo control. Sobre todo, gracias a la figura de Nunes, que iba creciendo por momentos para desquiciar a los atacantes locales. Tal era el desespero de la escuadra de Mourinho, que su primer disparo con algo de pólvora se retrasó media hora y tuvo que partir de las botas de Marcelo. Los baleares, por su parte, lo seguían probando en la acera de enfrente, aunque todo lo que pudieron forzar fue un testarazo blando y desviado de Webó. Pese a todo, se marchó al descanso provocando todo tipo de murmullos y con su portal sellado.

Las peores noticias llegaron tras el descanso. Mourinho, afectado por lo que acababa de ver, volcó toda su munición sobre el tapete y reformó su once con Xabi Alonso y Özil. El Mallorca empezó a sufrir y aunque disponía de más espacios para expresarse en la otra mitad del campo, cada llegada del cuadro madridista le obligaba a contener la respiración. En cualquier caso, antes de que el Madrid despertase de la siesta, Webó le había dado otro susto con un remate en el corazón del área que repelió Casillas (minuto 47).

No obstante, no tardó demasiado en abrirse la lata. Después de mucho intentarlo, el cuestionado Benzema se apropió del esférico en los límites del área y tras burlar el sistema de seguridad del Mallorca con un movimiento de cintura, se sacó un zurdazo que sorprendió a Aouate por bajo. Tocaba levantarse, improvisar (minuto 60).

El gol, que le quitó la ansiedad al Madrid, tampoco hundió precisamente al Mallorca, que se mantuvo de pie durante los minutos siguientes y se atrevió a irse a por el empate. Sí que dejó, en cualquier caso, el pasillo abierto al segundo gol blanco, que acariciaron en varias ocasiones Benzema, Di María u Özil. Sin embargo, llegó el Mallorca con vida al epílogo pese que Laudrup no oxigenó al grupo (el danés no utilizó ninguno de sus posibles cambios), y estuvo a punto de provocar un cortocircuito enorme en las filas del conjunto blanco. Nsue, una pesadilla para los de Chamartín, construyó una jugada imposible ya con el tiempo cumplido y sólo Casillas, con una de las apariciones de su sello, impidió que los baleares igualaran la cita.