El Mallorca ha tratado de sacarle todo el jugo a la trigésimo sexta edición del Trofeu Ciutat de Palma. Además de actuar como escaparate ante su público y de servirle como último banco de pruebas antes del inicio de la temporada, el club balear aprovechó el clásico veraniego para seguir peinando las posibilidades que ofrece el mercado y buscar alternativas a la posible salida de Jonathan de Guzman. Llorenç Serra Ferrer empleó la visita del Nápoles para interesarse por la situación de Mariano Bogliacino y Luca Cigarini, dos de los futbolistas partenopeos que apenas entran en los planes de Walter Mazarri, y valorar una posible cesión en el caso de que haya que reforzar el centro del campo.
Experiencia
Mariano Bogliacino es un experimentado centrocampista de 31 años que cuenta ya con una dilatada hoja de servicios en el fútbol europeo y que durante el ejercicio anterior militó en las filas del Chievo Verona. Nacido en Colonia de Sacramento (Uruguay) hace 31 años, recaló en el viejo continente gracias a la oportunidad que le brindó la Unión Deportiva Las Palmas en la temporada 2003-04 para jugar en Segunda División, donde disputó 25 partidos a buen nivel en los que anotó dos goles. Justo antes, se había ganado el pase a Peñarol desde el Plaza Colonia, el equipo de su localidad con el que se había formado deportivamente junto con el Villa Española.
Bogliacino se marchó a Italia un año más tarde para incrustarse en la plantilla del modesto Sambenedettese y comprometerse a continuación con el Nápoles, que vivía sus peores momentos tras descender a la Serie C-1 (2005). Vestido de azul, acompañó a la histórica entidad del sur de Italia en su regreso a la cima. Debutó en la máxima categoría del país en 2007 y llegó a disfrutar de una breve inmersión en las competiciones europeas, aunque fue perdiendo protagonismo con el nuevo crecimiento del club y el verano pasado se vio obligado a hacer las maletas para jugar a préstamo en el Chievo Verona. En el Marco Antonio Bentegodi recuperó los galones y volvió a Nápoles a principios de este verano. Llegó a participar en los primeros amistosos del equipo, pero los refuerzos concretados por el club pensando en la Liga de Campeones le han recortado demasiado espacio. Para el Mallorca podría representar una incorporación asequible y una buena alternativa para ampliar el fondo de armario en la zona ancha.
Además, su representante, Pablo Betancour, mantiene otros vínculos con el fútbol español que allanarían su desembarco.
Dificultades
La opción de Cigarini resulta algo más compleja debido a su elevada ficha. El centrocampista de Montecchio Emilia, de 25 años, que consumió la pasada temporada en el Sevilla (arrancó bien el campeonato pero después apenas intervino en la rutina del cuadro hispalense y salió por la puerta de atrás) también está buscando una salida debido al colapso que existe en el centro del campo napolitano. Sin embargo, otros clubes italianos como el Palermo también le siguen los pasos.
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