Laudrup, en la rueda de prensa que ha ofrecido esta mañana para comentar su descontento con la actual situación del club. | Real Mallorca

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Son Bibiloni amaneció ayer con redoblar de tambores...y no precisamente de tono procesional, los de ayer en la carretera de Sóller eran tambores de guerra. Michael Laudrup protagonizó una de las ruedas de prensa con más contenido que se recuerdan desde que fichó como entrenador del Real Mallorca. Nunca resumir 30 minutos de charla fue tan fácil: Michael está harto. Sin más. Está harto de Serra, de su forma de actuar, de cómo se mueve en los despachos y de cómo planifica. A día de hoy nadie puede asegurar si el danés seguirá en el Mallorca. Por la cabeza le ha pasado dimitir, marcharse, simplemente porquen no quiere que los errores de Serra repercutan en su hoja de servicios y tampoco en el equipo. Hasta en tres ocasiones se le preguntó ayer si pensaba dejarlo y a la tercera vez trató de serenar los ánimos. «¿Qué me anima a continuar?...los jugadores...el equipo», pero no pasó de ahí. Si por él fuera lo dejaba, tal y como ya publicó ayer Ultima Hora cuando avanzó el estado de crispación en el que se ha instalado la relación entre Serra y el entrenador. Es como cuando a una pareja se le acaba el amor. No termina de golpe. Pequeños síntomas marcan el inicio del deterioro, la químia desaparece y cualquier pequeño motivo es suficiente para que se instale un tsunami de dimensiones impredecibles. El motivo que ha colmado el vaso en la paciencia de Laudrup ha sido la gestión en la venta de De Guzman y la pésima tramitación del fichaje del delantero Ojunjimi, que no tiene el transfer de la UEFA por lo que no puede jugar con el club balear. «Hemos vuelto a topezar con la misma piedra», dijo Laudrup y a partir de ahí, sin levantar el tono, con frialdad, pero sabiendo lo que decía, disparó de lleno hacia su jefe. A Serra Ferrer debían solplarle los oídos. «La cuestión no es si FIFA da o no la razón. Si tu juegas con fuego, tarde o temprano te quemas, está claro, si intentas hacer un fichaje en el último minuto te puede ir mal por mil cosas, por el fax, porque la línea está ocupada, qué se yo, si empiezas una semana antes esto no puede pasar porque el fax no puede estar estropeado 7 días», dijo el entrenador del Mallorca.
Sobre su continuidad pesa un halo de misterio. «No sé lo que va a pasar en el futuro, nunca se puede saber», razonó Laudrup. «Lo que no puedo hacer es mentir, no puedo estar aquí y dar sensación de que no me importa nada o de que aguanto todo, porque yo ya he aguantado mucho», dijo el danés. Laudrup no entiende cómo se apuró tanto en vender a De Guzman. «El 3 de agosto el Villarreal hace una oferta y el 15 el jugador dice que se quiere ir...el lunes después de jugar contra el Espanyol Jonathan insisten en que se quiere marchar y ahí me di cuenta de que se iba...».
Laudrup explicó que él personalmente contactó con el Madrid, Atlético y Valencia para tratar las cesiones de Granero, Koke y Parejo. «Hablé en un día con los tres clubes, pero ya era tarde».
Laudrup señaló que el fichaje del delantero no se realizó en tiempo y forma «no porque no hubiera dinero, sino por la planificación. Si tienes 2 millones para fichar no hace falta ir a ciertos jugadores como Milito porque no llegas, hay que hacer las cosas con lógica.. y en silencio», añadió. Michael manifestó que «confío en mi grupo, pero nos falta gol y luego se dice que tenemos 7 delanteros, no puedo decir nada más, sin comentarios», manifestó.