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Michael Laudrup está condenado. Su purga es solo cuestión de tiempo. Independientemente de la derrota en El Madrigal (2-0), el ciclo del danés en el banquillo del Mallorca está agotado. Así lo ha decidido Serra Ferrer, que no perdona al entrenador que cuestionara públicamente su política de fichajes. La rueda de prensa en la que Laudrup puso en entredicho el trabajo de Serra -fechada poco después de que se cerrara el plazo para la inscripción de futbolistas- disparó su cuenta atrás.

No hay espacio para la reconciliación. Jamás lo hubo. El director deportivo y máximo accionista no perdona. Y tampoco olvida. En este caso, los argumentos y las «verdades» del técnico carecen de importancia. Alzó la voz y su enfrentamiento con el jefe tiene un precio.

Serra Ferrer lleva días trabajando en el despido de Laudrup. El pobler ha movido hilos y busca apoyos en el consejo de administración. Tiene aliados, pero también han aparecido voces discordantes que escenifican la división interna (o guerra civil) que vive la SAD balear.

Los miembros del consejo de administración tienen previsto reunirse el próximo lunes, unas 24 horas después del partido en Son Moix ante la Real Sociedad.

Estrategia

La estrategia del vicepresidente deportivo está clara: ha tomado asiento y simplemente espera un par de malos resultados. En este pulso entre cuerpo técnico y director deportivo, Laudrup ocupa el lado más débil. Y todos los implicados lo saben. El danés sabe de sobra que ha perdido esta guerra. Su rostro delata cansancio y resignación, aunque también es cierto que no se rinde.

Otra cosa es que el actual armamento del Mallorca permita prolongar la «vida» de Michael Laudrup, perfectamente consciente de que entra dentro de lo posible que su equipo encadene dos o tres malos resultados.

El primer desplazamiento en el que han coincidido ha destapado todas las grietas en su relación. En estas 48 horas juntos en Villarreal, apenas se han mirado.

Se dieron la mano en el aeropuerto de Son Sant Joan, por una cuestión de protocolo...y cada uno se fue por su lado.

Llorenç Serra Ferrer se desplazó a Villarreal y paseó su «alianza» con Biel Cerdà. El consejero del Barça también aboga por el despido de Laudrup y se posicionará con el exentrenador del Betis en cualquier votación. Miquel Coca tampoco es sospechoso. Siempre hará lo que diga Serra. Surgen ciertas dudas en torno a Jaume Cladera, que ha escenificado ciertos acercamientos hacia Laudrup, pero nadie puede olvidar su vinculación al vicepresidente y máximo accionista de la SAD balear.

Al otro lado y junto al danés aparecen la familia Nadal y Pere Terrasa, gente seria pero también incrédula ante las últimas actuaciones de Serra, capaz de decir en público que el Mallorca cuenta con siete delanteros...