Manzano y Jiménez (en la imagen) vivirán el sábado uno de los partidos con más tensión de los últimos meses.

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El partido en La Romareda se presenta como un examen casi final para Zaragoza y Real Mallorca. El encuentro servirá para medir el estado de ansiedad de ambos equipos, su capacidad de reacción cuando aparezcan problemas, la forma de aplacar el nerviosismo y quién de los dos maneja mejor el miedo a perder. Porque en mucho minutos en este tipo de partidos aflora más el temor a una derrota que el atrevimiento por buscar una victoria imprescindible.

Hay mucho en juego, tanto, que en Zaragoza finalmente no se han atrevido a echar Manolo Jiménez, que de momento sigue dirigiendo al equipo y todo indica a estas alturas de semana, que se sentará en el banquillo para dirigir a su equipo frente al conjunto balear. Será el séptimo enfrentamiento entre Gregorio Manzano y Manolo Jiménez. Hasta la fecha el destino los ha unido en seis encuentros y en lo seis Manzano siempre dirigía al Mallorca y Jiménez al Sevilla. En este caso lo hará entrenando todavía al conjunto aragonés. El resultado por ahora es favorable al entrenador del grupo aragonés que ha conseguido 4 victorias por 1 de Manzano. El empate se ha dado en uno de los seis enfrentamientos.

Se trata de un duelo siempre bipolar porque en los banquillos se acomodan dos entrenadores con caracteres diametralmente opuestos en su forma de ser, en su manera de dirigir y en su estilo de juego. En este último concepto el estrés en que ha entrado la competición obliga a los entrenadores a variar su hoja de estilo, las circunstancias mandan y sobre todo, ambos tienen la necesidad de dar solidez a sus equipos desde atrás y precisamente por este motivo, posiblemente ni uno ni otro exhiban su verdadero ideal de juego. Además, Zaragoza y Mallorca van con los justo tanto futbolísticamente como mentalmente y a partir de ahí es muy difícil mantener los planes habituales y sus dibujos preferidos.

Pero en lo que no cambian ni uno ni otro es en su línea de trabajo, en su discurso, en el factor motivacional. Existe una diferencia y es que Manolo Jiménez parece haber agotado su crédito y solo motivos económicos le mantienen en el banquillo. Dinámico en el área técnica, vehemente en sus gestos y claro en su discurso. Así es Jiménez. Manzano es más pausado, menos expresivo, más motivador y algo más frío en el área técnica, tanto cuando gana como cuando pierde. Después de la última jornada de Liga no hay duda de que el equipo y el entrenador que llega más tocado a la final de La Romareda es el Zaragoza y por lo tanto su entrenador. Tampoco el Mallorca está para muchas alegrías y por lo tanto ahí ambos equipos andan parejos. El trabajo de los entrenadores es desatascar las dudas sobre el campo y limpiar la cabeza a los futbolistas. ¿Quién de los dos lo hará mejor? Manzano ha demostrado que maneja bien este aspecto clave en toda batalla, aunque también ha exhibido errores a la hora de buscar soluciones tras el descanso. No acierta en los cambios ni en los tiempos, al menos ante el Rayo la sensación es que debilitó más al grupo que otra cosa con sus movimientos en el segundo tiempo.

Jiménez sencillamente está más que atrapado. Se encuentra en ese escenario donde su discurso no tiene espacio en el vestuario. Sencillamente se deja de creer en el entrenador. El mismo que una temporada anterior sirvió para salvar al equipo, ahora no tiene crédito. Se agotó. Puede ganar el Zaragoza, pero posiblemente no lo hará por el impulso que pueda dar el técnico desde el banquillo. El Mallorca debe aprovechar las dudas del rival. No queda otra para seguir soñando. En esta ‘guerra fría' debe ganar el Mallorca.