Hemed, en una acción del partido. | Pedro Agrelo

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Lugo 2 - 1 Mallorca

CD Lugo: José Juan; Víctor Díaz, Pavón, Víctor Marco, Manu; Seoane, Rafa García; Pablo Sánchez (De Coz, min.87), Sergio Rodríguez (Álvaro Peña, min.57), Iago Díaz (Juanjo, min.81); y Rennella.

RCD Mallorca: Rubén Miño; Nsue, Ximo, Agus, Bigas; Generelo, Riverola (Martí, min.61); Marco Asensio, Thomas (Razzagui, min.86), Alfaro (Moreno, min.61); y Tomer Hemed.

Goles: 0-1, min.12: Riverola. 1-1, min.29: Iago Díaz. 2-1, min.85: Rennella.

Árbitro: Santiago Jaime Latre, del colegio aragonés. Amonestó a Ximo (min.63) y Agus (min.93), por parte del Mallorca; y a Iago Díaz (min.68), Seoane (min.73), Víctor Marco (min.76) y Víctor Díaz (min.78), del Lugo.

El Mallorca pisó el Angel Carro oliendo a recuperación y con una oportunidad más para engancharse al vagón del playoff. Noventa minutos después, tras un correcalles intenso en Lugo, se marcha maldiciendo las oportunidades perdidas, la falta de criterio a la hora de la verdad. Los guantes de Miño le permitieron llegar con vida, aunque asfixiado, a los últimos pasos de la contienda. Y ahí, la moneda salió cruz.El grupo balear se enredó en la incomprensión del ida y vuelta. No supo contener a un enemigo dispuesto a morir matando. Las huestes de Carreras pudieron cerrar el duelo en los diez últimos minutos. Hemed y Marco Asensio miraron de frente a la victoria, pero fallaron. El grupo de Setién contestó a esas dos contras con un mentón directo de Rennella que envió a la escuadra isleña a la lona. El playoff se vuelve a alejar. Es la cruda realidad(2-1).

Guión agresivo

El Mallorca se plantó con las ideas claras y la línea de presión más adelantada que nunca. Carreras entregó un guión agresivo y con las mismas piezas que habían empatado ante el Recreativo. Cuestión de transmitir confianza. Jugando en la cocina del enemigo, se adueñó del primer cuarto de hora. Con la movilidad del frente de ataque como principal cualidad, el grupo balear impuso su jerarquía en el arranque. Un pase de la muerte de Marco Asensio, que sembró de inquietud a la grada, precedió el primer tanto, que llegó casi de la nada. Martí Riverola conectó un chut sin excesivo peligro desde fuera del área que la espalda de Pavón convirtió en imposible para José Juan. 0-1 en la primera ocasión del encuentro. Efectividad máxima.

Pero Quique Setién se levantó, dio dos palmadas y el Lugo comenzó a desperazarse. Tumbó el campo al carril de Bigas, que sufre lo indecible como lateral, y acosó al Mallorca a base de toque. De paredes. De triangulaciones. Juega bien el bloque gallego, cargado de jornaleros a los que Setién les prohibe rifar el cuero. De repente, al grupo balear se le amontonaron los problemas. Ximo miró al banquillo porque andaba renqueante y esa inseguridad contagió a todo el equipo. En unos minutos, la inercia de la tarde se había girado. Ahora eran los locales los que apretaban mientras los isleños achicaban agua de un camarote que se inundaba por momentos. Hubo un tiro de Sergio que rechazó Miño y un cabezazo a bocajarro de Rennella fuera. A punto de la media hora, Seoane se inventó un latigazo que escupió el larguero y botó sobre la línea. Iago Díaz aprovechó el rechace para marcar de cabeza a puerta vacía con el meta isleño dolorido tras darse un buen golpe con la madera. El Mallorca volvió a dar noticias en la antesala del descanso con un chut de Alfaro que despejó la zaga gallega. En la segunda parte, el Lugo metió otra velocidad. Más intensidad. Sergio, Iago y Pablo se asociaron con criterio, velocidad y peligro. Miño sacó un disparo a bocajarro, Agus exprimió su juego aéreo. Era como un martillo pilón y el gol local parecía cuestión de tiempo. Córners, faltas laterales, jugadas por banda... Carreras metió a Martí y Alex Moreno para calmar un segundo acto revolucionado, que había iniciado con una ocasión malgastada por Alfaro.

El Mallorca lo rifó todo a alguna contra. Y llegaron dos. En la primera, Marco Asensio salió de su letargo, asistió a Ximo y el pase de la muerte de éste acabó con un remate de Hemed al cuerpo de José Juan. Al minuto siguiente, el juvenil se hizo un lio en un uno contra uno ante Pavón. En la acción posterior, centro de Pablo Sánchez y cabezazo de Rennella, solo dentro del área, que apaga el fuego de la euforia.