Una imagen captada durante una de las tres sesiones que se han desarrollado en el juzgado. | Pere Bota

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El juicio instado por Utz Claassen contra Jaume Cladera y Serra Ferrer, los dos exconsejeros delegados del Mallorca, ha quedado visto para sentencia.

El alemán promovió este proceso al entender que existió un gasto de ocho millones de euros por encima de lo presupuestado en la temporada 2011/2012 debido al aumento de toda una serie de partidas y movimientos realizados posteriormente a la aprobación del documento que debía regir las directrices económicas de la entidad.

La jornada de de este miércoles fue muy técnica con la testificación del auditor de cuentas del Mallorca, José Francisco Valle y de los peritos Jaume Riutort y Onofre Martorell.

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La conclusión principal a la que se llegó tras escuchar a estos tres profesionales, principalmente al último, es que no se puede establecer que las desviaciones que se dieron sean motivo suficiente para concretar que se produjo un daño al club, sobre todo desde el punto de vista patrimonial.

La cuestión principal que se trató de desvelar es si el gasto que se generó de ocho millones de euros de más era necesario o no y si era dañino o no para el patrimonio del club y la opinión generalizada fue que no era un gasto que ocasionara un daño irreparable para la entidad.

Mientras que el abogado de Claassen pide el reintegro de esta cantidad al club, el letrato de los demandados solicita que se «desestime» la demanda al considerarla «temeraria». Finalizada la vista oral, ahora es el juez quién con todos los argumentos a favor y en contra debe dictar sentencia.