Momento de la celebración sobre el césped de Vallecas. | TOMAS MONSERRAT.

TW
18

La noche del 29 de junio de 1997 el Mallorca empezó a escribir las mejores páginas de su biografía. El gol de Carlitos cambió la historia del club balear y el Mallorca entró de lleno y por méritos propios en la Liga de las Estrellas. El fútbol cambiaba, las plataformas digitales empezaban a destinar cifras millonarias a los clubes y era imprescindible ascender al trono donde estaban los mejores porque de lo contrario el futuro era negro. A partir de ahí empezó una larga travesía en la élite del fútbol español y europeo. El Mallorca reescribía su historia y el proyecto liderado por Bartolomé Beltrán alcanzaba la cima con un ascenso que hacía enloquecer a la afición.

Durante las dos últimas temporadas en Segunda División A (95/96 y 96/97) el presidente y todo su equipo en el club habían creado un clima de mallorquinismo que invadió toda la Isla. La afición acudía en masa al estadio, se hicieron más socios que nunca en la categoría de plata y por fin se veía un futuro alentador.

El gol de Carlitos fue el principio. Después llegó Cúper y la marea roja se convirtió en un maremoto imparable. El Mallorca se convirtió en un sentimiento y llegó la final de Mestalla y el título de la Supercopa y la final de la Recopa y la Champions y el título de la Copa. Y entre tanto el club fue cambiando de manos y encadenando hasta 16 años en Primera División.

El gol de Carlitos en Vallecas hace justo 20 años lo cambió todo, pero ahora todo ha vuelto a cambiar para mal. A día de hoy cualquier tiempo pasado fue mucho mejor.