Vicente Moreno, técnico del Mallorca, aspira a instalar al equipo en los libros de oro de la categioría. | Daniel Marzo

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El Mallorca va camino del podio histórico de la Segunda División B. Su espectacular comienzo de temporada, que engorda semana a semana con victorias y un macizo candado frente a la portería, está ya entre los seis mejores de una categoría que va a cumplir cuatro décadas. Puede ascender un nuevo nivel el próximo domingo, si derrota a un Villarreal B que además es su más inmediato perseguidor en la clasificación.

Con otra alegría a costa del filial amarillo rubricaría la mejor marca de bronce los últimos 22 años y solo le quedarían otras tres cumbres por conquistar: dos levantadas a mediados de los noventa y la otra principios de los ochenta.

De momento y una vez contabilizado el triunfo ante el Ebro, solo el Racing (2016-17), el Castilla (2001-02), el Levante y el Alavés (1994-95) y el Bilbao Athletic (1982-83) igualan los números del equipo que dirige Vicente Moreno. Salvo el Levante, autor de un pleno, todos llegaron a la décima jornada sin una mancha encima, con nueve victorias en los bolsillos y un pequeño paréntesis en su itinerario forma de empate.

Sin embargo, a partir de este mismo punto del campeonato tanto el conjunto cántabro como el filial madridista doblaron la rodilla y se descolgaron del pelotón de elegidos. En el caso del Racing, que pese a su espectacular puesta en escena no cerró el círculo con el ascenso y continúa anclado al grupo II de la Segunda B, rompió la cadena en un desplazamiento al campo de la Ponferradina (1-0). Mientras tanto, el Castilla que dirigía Juan Ramón López Caro y que contaba en sus filas con Miñambres, Valdo o los exmallorquinistas Quique Corrales, Rubén y Luis García, se quedaba sin armadura tras caer en su centro de operaciones contra el Alicante que entrenaba José Bordalás (0-1).

Faros
Los otros tres equipos que le faltarían por superar al Mallorca en el caso de cosechar otro gran resultado el domingo ante su gente dejaron una huella mucho más profunda en su puesta en marcha. El primero de todos, en 1982, fue el segundo del equipo del Athletic. Comandados por José Ángel Iribar, los cachorros rojiblancos ganaron la liga con muchísima autoridad y ascendieron por segunda vez en su historia a la categoría de plata con un bloque en el que empezaban a brillar Patxi y Julio Salinas, Andrinúa, Pizo Gómez y Joseba Agirre.

Aquel equipo vizcaíno era un rodillo implacable. Ganó la primera jornada al Logroñés y después de empatar en la segunda contra el Tenerife, estuvo cosiendo victorias hasta la decimocuarta fecha, en la que le detuvo con otro empate el Compostela. Por la carretera tumbó a Reus, Andorra, Binéfar, Erandio, San Sebastián, Racing de Ferrol, Endesa Andorra, Sporting, Huesca, Cultural y Nàstic. Su primera derrota llegó en el capítulo 15, en casa y ante el Lleida.

Tras aquella histórica formación del Bilbao Athletic hubo que esperar doce años para ver a otra tan contundente ante los rivales. Opositó a esa plaza el Albacete de Benito Floro (1989-90), aunque sufrió una caída en la sexta jornada contra el Granada que le impide figurar en los máximos registros de honor. Así, los siguientes en acceder a la lista fueron el Levante y el Alavés de la temporada 1994-95.

En el caso del Alavés, que subió al final de ese ejercicio a Segunda División A, trenzó de la mano de Jesús Aranguren otro inicio de ensueño integrado por diez victorias y un único empate. Como el Mallorca, solo frenó en la tercera jornada, en la que selló las tablas con el Izarra. Los vitorianos, entre los que destacaba Pep Crespí y en los que empezaba a despuntar un joven central de 20 años llamado Iván Campo, registraron su primera derrota a finales de noviembre en el feudo de un Sestao impulsado por los goles de Ibon Begoña.

El mejor
En cualquier caso, el mejor comienzo de curso que recogen los libros de la Segunda División B está en posesión del Levante de Juande Ramos. Curiosamente, se trata también del único ejemplo que tiene como telón de fondo al grupo III que hoy en día ocupan el Mallorca y el resto de equipos baleares. Esa versión del conjunto granota amasó ni más ni menos que trece victorias en sus trece primeros partidos. Sus víctimas fueron Europa, Valencia B, Ontinyent, Benidorm, Figueres, Terrasa, Gramanet, Sant Andreu, Elche, Andorra, Murcia, Nàstic y Premià.

Cortó la racha, el 4 de diciembre de 1994, un empate contra el Girona (2-2). Aun así, los valencianos no se doblegaron hasta la jornada 18, al cruzarse con el Manlleu (0-1). Sorprendentemente, su meteórico arranque no le bastó para ascender a final de temporada. Coincidió en la desaparecida liguilla de ascenso con Pontevedra, Numancia y Écija y de seis partidos solo ganó uno.

Al margen de ese grupo de elegidos en el que aspira a hacerse fuerte el Mallorca, hay otros cinco conjuntos que cruzaron la barrera de la novena jornada con ocho triunfos en la maleta entre los que se intercaló una derrota. Son, además del mencionado Albacete de finales de los noventa, el Ourense (2000-01), el Real Madrid Castilla (2004-05), el Cádiz (2008-09) y el Marbella del curso pasado (2016-17). El Mallorca ha tomado nota.