Vicente Moreno se dirige a sus jugadores durante un entrenamiento. | miquel a. cañellas

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El Real Mallorca tiene una asignatura pendiente cuando tiene que facturar su equipaje. El equipo balear, que el viernes reanuda la competición en el Ciutat de València ante el Levante tras el parón liguero, espera truncar en el barrio de Orriols la mala racha que le está persiguiendo a domicilio durante todo el 2019. En el presente año, el conjunto isleño ha disputado diecinueve encuentros como visitante con una deficitaria tarjeta de puntos: dos victorias (Las Palmas y Málaga), cuatro empates y trece derrotas, las siete últimas de forma consecutiva. Diez puntos sobre 57 posibles...


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El Mallorca, el único de las grandes Ligas del continente que todavía no ha sumado ni un punto como visitante, intentará quebrar esta racha para enganchar su segunda alegría consecutiva -se impuso al Villarreal en el último encuentro- y aumentar sus dígitos a la espera de afrontar las últimas curvas -tres de ellas a domicilio- del presente año.
La maldición como visitante arrancó en Almería el día de Reyes de 2019. El equipo balear dobló la rodilla en los Juegos del Mediterráneo (2-0) merced a los goles de Álvaro y Juan Carlos. Dos semanas más tarde cayó en un feudo infranqueable, El Sadar, ante un Club Atlético Osasuna que ya había puesto la velocidad de crucero con la Primera División como destino.

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En Cádiz facturó el primer punto del año en un duelo que dominó hasta los instantes finales. El empate tuvo un sabor agridulce. Posteriormente llegaron sendos encuentros en Albacete -el único equipo que le ganó los dos partidos de la fase regular- y Tenerife (2-2) antes de alzar los brazos por primera vez fuera en 2019. Fue en Las Palmas y abrazó la victoria con remontada incluida. Raíllo y Budimir neutralizaron el tanto inicial de Rafa Mir. Fue el 17 de marzo. Apenas un mes después, el 27 de abril, llegó la que de momento es su última alegría como visitante. Fue en La Rosaleda de Málaga gracias a un agónico gol de Leo Suárez.


Las derrotas en el playoff quedaron en el baúl de los recuerdos por las remontradas en Son Moix, sobre todo aquella ante el Deportivo que desembocó en el ascenso a Primera en la inolvidable Noche de Sant Joan.

El salto a la máxima categoría tampoco ha alterado la rutina del equipo a domicilio. Ha perdido los cinco encuentros disputados fuera y solo en un partido, en Gatafe, el Mallorca fue capaz de marcar, aunque no le sirvió para nada al caer (4-2). La fiabibilidad del conjunto de Moreno en su feudo, donde ha sumado los 14 puntos que figuran en su casillero, le mantienen fuera de las posiciones de descenso, aunque en el vestuario son conscientes que deben sumar fuera. El viernes, en Levante, otra oportunidad para quebrar la racha.