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Con el traje de visitante, el Mallorca es un chollo. Un aliado para cualquier adversario. Su media docena de derrotas no son un hecho casual, sino el talón de Aquiles de una escuadra que se encasquilla cuando ejerce de forastero. Una historia interminable. No jugó para perder en el Ciutat de València, pero en esa tesitura la calidad del Levante acabó inclinando la balanza.

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Esta vez se resolvió todo con un disparo kilométrico de Rochina, que ejecutó al Mallorca cuando mejor pinta tenía (2-1). Su zapatazo sorprendió a Reina, que reaccionó con medio segundo de retraso. Fue un gran gol, pero también de esos que dan la sensación de que el portero pudo haber hecho algo más. El Levante golpeó primero con un remate de Roger Martí, liberado de su marca por Sastre (1-0). El tanto culminó los mejores minutos del conjunto granota, pero también estimuló al Mallorca, que durante el primer acto tuvo opciones de hacer daño a su rival.

Take Kubo, cuya titularidad debería ser innegociable, arrancó la jugada que culminó Dani Rodríguez tras un buen servicio de Joan Sastre (1-1). El Levante acusó el golpe y Vicente Moreno mostró todo lo que tenía: primero Señé, después Chavarría y por último Abdón, insuficiente para responder a un Levante que cerró el partido acorralado y agonizante. Campaña se fue a la calle y Rochina apenas podía dar dos pasos.