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El peligro que lleva consigo este nuevo formato de la Copa convierte en potenciales víctimas a los equipos de Primera División. Pero el Real Mallorca ha sabido sortear con máxima efectividad las dos pruebas que el bombo le ha puesto. Primero en El Álamo y ayer en Zamora, el equipo de Vicente Moreno apeló a su versión más eficiente y solvente para solventar un trámite que para algunos no lo ha sido.

En un escenario alejado a primera vista de lo que es el grueso de la Tercera División, el frío y uno de los mejores conjuntos de todo el país en su categoría eran los dos retos que debía afrontar un Mallorca que no quería sorpresas y salió con las ideas claras. El devenir en la Liga no deja margen para reveses de este calibre, y el gol de Febas se encargó de dar la dosis de tranquilidad que faltó en el anterior cruce, cerrado en el descuento y con muchos más apuros de los esperados.

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La Copa sigue viva, pero la realidad devuelve a Moreno y los suyos a una Liga que centra sus expectativas. El torneo del KO es un complemento, un trayecto paralelo en el que cabe disfrutar cada victoria y ver hasta dónde es capaz de llegar un Mallorca que ha sabido capear dos duros tests.

Con ventaja en el marcador, el Zamora lo intentó, pero la superioridad física y técnica de los isleños evitó un disgusto que no entraba en el guión.