Juan Diego Molina, ‘Stoichkov’, avanza con el balón durante el último amistoso en el Pinatar Arena contra el Castellón. | Pascu Mendez

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El Mallorca se prepara para apurar la pretemporada más extraña de su vida rodeado todavía por los interrogantes. El conjunto balear, que ya ha dejado atrás la fase más dura de su trabajo de preparación, regresa hoy a los entrenamientos después de un pequeño paréntesis a su regreso de San Pedro del Pinatar y acabará de arremangarse del todo para volcarse de lleno en el estreno de la semana que viene en Segunda División, contra el Rayo Vallecano. Una ruta más o menos definida a pie de campo que contrasta con el trabajo que se acumula en los despachos, ya que a las puertas de la primera jornada la operación salida sigue enquistada, lo que ha evitado que se concreten los refuerzos, y a la plantilla le falta alguna que otra capa de pintura para empezar a competir con plenas garantías.

Con todo a medio construir, Luis García Plaza y su equipo vuelven al tajo para perfilar el ensayo final del verano y tomar los últimos apuntes antes del primer examen. Será mañana, en Lugo, cuando se acaben las balas de fogueo y empiece a utilizarse munición real en un origen de temporada que se presenta muy cuesta arriba y curvas. De momento, el grupo ha funcionado a un buen nivel en sus tres amistosos anteriores y parece disponer de una buena base desde la que ir creciendo, pero al entrenador madrileño le sobran piezas y le faltan ciertos argumentos.

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Agujero en el lateral

La grieta más visible en la pizarra del Mallorca está en el perfil izquierdo de la defensa. Una posición maldita desde hace tiempo para la que, por el momento, la dirección deportiva todavía no ha encontrado ninguna solución. En ese sentido, sigue sobre la mesa el nombre de Braian Cufré, de Vélez Sarsfield, por el que el cuadro balear ya movió pieza sal preguntar por una posible cesión. El argentino, a sus 23 años, quiere dar el salto al fútbol europeo y en Son Moix tendría una buena plataforma para hacer pero también ha recibido otras propuestas y la respuesta definitiva la tiene su club, con el que le queda un año de contrato.

En cualquier caso, parece imposible que lleguen refuerzos si el vestuario no se desprende de efectivos y de masa salarial y en ese sentido la única baja que se ha producido es la de Josep Señé (Castellón). Yannis Salibur ya abandonó con permiso la concentración del Pinatar Arena para buscar una salida en el fútbol turco, pero su elevada ficha lo complica todo. El excedente de futbolistas obligará a los arquitectos del nuevo proyecto a maniobrar con cierta destreza, pero por ahora todo sigue en el aire. El inicio de curso está a la vuelta de la esquina, aunque el Mallorca sigue sigue en el mismo sitio.