Amath bate a Chichizola para sellar el 1-0 este domingo, en Son Moix. | M. A. BORRÀS

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No existe una explicación convincente, pero cuando las cosas marchan bien, ante un cara o cruz, siempre suele salir cara. Se puede teorizar mucho sobre el asunto, pero ninguna propuesta resulta del todo convincente. Simplemente, hay aspectos que se escapan a la comprensión. A la lógica. A cualquier control de entrenadores y los propios futbolistas. Algunos les llaman dinámicas. Otros rachas. Y existen. Vaya si existen. El Mallorca lleva tiempo instalado sobre una de ellas. Y no hay quien le baje.

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El fútbol, como cualquier otro juego, se formula con diversos elementos, entre ellos, un componente de azar. Para ganar hay que hacer las cosas bien. Bastante bien. Pero si Rubén Castro falla un gol imposible, la vida siempre es más fácil. El Mallorca también ganó al Cartagena (2-1), que juega este año en Segunda porque superó en una tanda de penaltis al Atlètic Baleares.

Estratégicamente, el trabajado triunfo de la escuadra de Luis García Plaza sobre el Efesé tiene un valor enorme. No fue fácil. El VAR apareció en un par de acciones que acabaron determinando el rumbo de un partido que dejó claro que el Mallorca cabalga sobre una dinámica ganadora. Espanyol y Leganés volvieron a dejarse puntos por el camino y el ascenso directo a Primera División está algo más cerca.