Levantados ya de la primera caído como visitante del curso, de la justa derrota sufrida el pasado domingo en Gijón, el Real Mallorca se cita con el otro rival asturiano de la parrilla de Segunda División con un doble desafío: evitar su segundo tropiezo consecutivo, algo que no ha ocurrido en toda la temporada de forma global (si sufrió dos derrotas seguidas en casa), y enlazar tres victorias seguidas en Son Moix, una marca que tampoco ha establecido en este curso.
Luis García Plaza, quizás adelantándose a los acontecimientos, ya encendió todas las luces de alarma la semana pasada. Había detectado mucha euforia en el entorno. Muchos análisis en torno al récord de puntuación y al ascenso directo... Y eso, al entrenador del Mallorca, le dio mala espina y advirtió de los cinco encuentros que oteaban en el horizonte ante rivales que en la primera vuelta ya habían provocado más de un revolcón a la escuadra rojilla. Apenas unas horas después de la advertencia de LGP, llegó el primer bofetón de la temporada como visitante. El Sporting fue superior desde el primer minuto y provocó la primera herida seria a domicilio del Real Mallorca.
Racha
Una vez asimilado el tropiezo, el grupo balear se ha preparado a conciencia durante la semana para lograr una marca que, hasta el momento, le ha sido esquiva. Y es que las huestes de Luis García no han podido conectar todavía tres alegrías consecutivas en Son Moix. Siempre que ha existido esa posibilidad, tras dos triunfos, llegó el empate o, en el peor de los casos, la derrota. Sucedió en las jornadas séptima, décimotercera y décimo novena. El Mallorca no aprovechó ninguna de esas oportunidades para sellar el pleno al 9 en Son Moix.
El Albacete de Tomeu Nadal frustró ese primer intento al detener un penalti que resultó determinante para el 0-0 final. El conjunto bermellón encaraba el duelo después de haber despachado a Sabadell (1-0) y Tenerife (2-0) en casa.
Después de otra marca ganadora ante Málaga y Ponferradina, llegó precisamente el Sporting, que agarró unas tablas de Son Moix... y gracias a la actuación de Manolo Reina, que evitó más de un gol asturiano. La tercera vez que el cuadro balear rozó la marca de tres triunfos seguidos como local fue en diciembre y se quebró de forma estrepitosa. El Fuenlabrada primero y Las Palmas después abandonaron el Camí dels Reis con la saca llena de puntos para hurgar en la herida que parecía abrirse en el Estadio. A la victoria ante el Girona le siguió una inesperada derrota ante el Espanyol de Vicente Moreno.
Hace un mes, el Mallorca se reencontró con la alegría como local con un triunfo ante el Almería. Dos semanas más tarde, con más pegada que juego, otra sonrisa ante el Cartagena que certificó un gol de Álvaro Giménez de penalti.
El Oviedo, que en la primera vuelta llegó a equilibrar un 0-2 adverso (goles de Lago Junior y Sastre en los primeros veinte minutos) se presenta mañana en Son Moix con la intención de quebrar su pésima racha a domicilio. No ha ganado un partido fuera en lo que llevamos de año -su última victoria visitante data del pasado 6 de diciembre en Sabadell, aunque solo ha perdido en una de sus cinco últimas salidas (2-0 en Cartagena) empatando en Málaga, Logroño, Fuenlabrada y Cornellà ante el Espanyol hace quince días. De hecho, el conjunto asturiano ha empatado la mitad de sus encuentros a domicilio ganando en Las Palmas y Zaragoza.
Otro de los retos a los que se enfrenta al Mallorca en el duelo de mañana pasa por evitar la segunda derrota seguida de la temporada... algo que no se ha producido. Hasta el momento, tras las cuatro derrotas anteriores, el equipo de Luis García Plaza ha sabido levantarse y reaccionar. Precisamente en la primera vuelta ya se enfrentó al Oviedo tras doblar la rodilla, en ese caso frente al Fuenlabrada, y sacó un empate. Y tras caer ante el Espanyol llegaron tres triunfos consecutivos que cortó de cuajo el Sporting el pasado domingo...
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