Al Mallorca, como a los otros diecinueve equipos de Primera, le preocupa saber cuál es el estado de un motor que a principios de noviembre le servía para volar y comprobar si sufre alguna secuela mundialista. Los amistosos del último mes, que en realidad solo han servido para mantenerlo en marcha, no han encendido ningún piloto de alarma y la eliminatoria copera contra el Real Unión, un test general antes de la vuelta al ruedo, se acabó superando sin problemas. Sin embargo, los agujeros y minas que hay repartidos por el calendario sí que generan ciertos temores por las amenazas que arrastran y los peligros que llevan implícitos.
A diferencia del Getafe, el Mallorca regresa a la casilla de salida aseado y con buen aspecto. No ha tenido que gestionar ninguna crisis durante el paréntesis y tiene la cartera llena. Los diez puntos que amontonó en los cuatro últimos partidos —ganó a Valencia, Villarreal y Atlético de Madrid, además de empatar contra el Espanyol— le liberaron de presión y le despejaron las vistas. Tiene, con el de este viernes, cinco encuentros para darle carpetazo a la primera vuelta y su promedio de puntos está pintado de verde. De hecho, en el Coliseum puede atravesar la verja de la veintena y llegar a 22, la mitad de los que blindan históricamente la continuidad en Primera División.
Lo único que afea el regreso del Mallorca a la acción son las bajas. Pocas, pero pesadas. Aguirre pierde de una tacada a uno de sus tres centrales de confianza, Martin Valjent, y a su mejor director de juego, Iñigo Ruiz de Galarreta. Los dos están sancionados, pero en el caso del eslovaco también padece un pequeño problema en la rodilla que le provocó un pequeño encontronazo con Battaglia durante un entrenamiento. Su baja, salvo sorpresa mayúscula, la cubrirá Matija Nastasic, mientras Franco Russo aguarda su turno en el banquillo. El argentino queda como el único recambio posible para apuntalar el eje de la muralla en el caso de necesidad, ya que el canterano Josep Gayà, también con problemas físicos, tampoco ha viajado a Madrid.
El Mallorca, que no gana en Getafe desde hace una década, peleará por la cuarta victoria de la temporada fuera de su estadio, que además sería la tercera consecutiva. Mucho más cómodo cuando va vestido de forastero, viene de ganar en los campos del Valencia y del Villarreal.
Aunque solo le separan del Mallorca cinco puntos y unos pocos escalones, el Getafe está en un estado muy diferente. Solo ha vencido un partido de los últimos cinco y en el Coliseum ya encadena cuatro jornadas sin hacerlo. Una pequeña crisis de resultados que ha desembocado en las primeras protestas de la grada sobre su banquillo. La prueba de ello es que el cántico «Quique, vete ya», ha sonado entre el público incluso durante los amistosos de las últimas semanas.
En su vuelta a la Liga el Getafe ha encontrado algo de alivio en el arcén de la Copa del Rey. Antes del Mundial consiguió pasar de ronda tras superar al San Roque de Lepe (2-3) y hace poco más de una semana alcanzó los dieciseisavos de final después de superar al Diocesano (0-2). Solo el uruguayo Mauro Arambarri se perderá el encuentro por lesión. El resto de jugadores estarán disponibles para Quique, que podría alinear su once tipo con una única duda en el lateral izquierdo entre Juan Iglesias y Angileri.
1 comentario
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Pues que nadie se fíe de ese "Getafe deprimido", como le llama el cronista. Que el Mallorca es especialista en resucitar muertos. Hay que poner toda la carne en el asador desde el primer minuto.