El Mallorca renuncia al esférico, incluso ante el Valladolid. No podemos esperar que Javier Aguirre renuncie a sus principios, que cambie su forma de entender el fútbol y me parece tan absurdo como incoherente suspirar por un Mallorca que apueste por el juego combinativo, por someter al rival. El Mallorca derrotó al Valladolid (1-0) en Son Moix en un duelo para olvidar, en un suplicio casi eterno. El conjunto mallorquín es cobarde, timorato, poco imaginativo, conformista... pero Prats decidió el partido en el tiempo añadido. Fue un triunfo agónico e injusto, puesto que los vallisoletanos hicieron méritos suficientes para sumar, como mínimo, un punto.
El equipo de Javier Aguirre es sólido en defensa, aunque es casi imposible no ceder alguna clara oportunidad al rival, pero en ataque no se ha mejorado. El Mallorca crea entre poco y nada, aunque siempre puede llegar el gol en una jugada aislada, una estrategia o un milagro, como así sucedió. Debería reforzarse, aunque el más importante de los objetivos debe ser no perder a Muriqi, Kang in Lee o Ruiz de Galarreta, que tiene pretendientes serios que abogan por su incorporación inmediata.
El Valladolid fue mejor durante muchos minutos, aunque sus aproximaciones peligrosas fueron más que esporádicas. El Mallorca, que inicio el partido sin Maffeo y Kang in Lee, suplentes, mejoró con la entrada de ambos futbolistas a falta de media hora para el final. El partido se abrió, pero el empate parecía una condena a perpetuidad. Abdón Prats y Cufré suplieron Muriqi y Jaume Costa en el tramo final, pero el Mallorca continuó con una sola referencia ofensiva. El Valladolid, incluso en los minutos finales, era más valiente y buscaba el triunfo con mayor insistencia, aunque Prats deshizo el empate en el tiempo añadido con un gol agónico l
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