El entrenador mexicano del RCD Mallorca, Javier Aguirre da instrucciones a sus jugadores contra la Real Sociedad durante el partido de LaLiga disputado en el Estadio Mallorca Son Moix. | CATI CLADERA

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Confianza o no. A eso se reduce todo, también en el Real Mallorca. Los entrenadores confían en sus futbolistas o no lo hacen. No hay término medio. Lo demás son necesidades que por las circunstancias obligan a llevar a cabo cambios de una jornada a otra. Cuando los resultados acompañan no pasa nada, pero cuando los planes no salen bien y empiezan los cambios es cuando las vías de agua suelen aparecer. Esta temporada hay una diferencia abismal entre los titulares y los suplentes y entre los suplentes y los que directamente no cuentan más que para perder tiempo en la recta final de los partidos o colgar algún balón que se precie para cazar un remate en el interior del área.

Esta circunstancia, unida a ese cambio que ha llevado a cabo Javier Aguirre para intentar meter a Kadewere, y al desgaste lógico de los futbolistas con más minutos, ha motivado que el grupo haya bajado prestaciones. Si bien hasta ahora dentro de casa la situación era manejable hasta la derrota por al mínima ante el colista, el Elche, fuera el grupo no rasca un punto desde que se reanudó la temporada tras el parón mundial.

Nastasic no hace olvidar a Valjent ni Gio a Copete. Estos han sido prácticamente los únicos cambios en defensa más allá de la obligación en algún partido de echar mano de Augustinsson. Eso ha motivado que futbolistas como Maffeo, Jaume Costa o el propio Raíllo lo jueguen todo lo que supone un desgaste importante y motiva que, pese a su intención de estar bien en todos los partidos, se hace muy difícil poder mantener el nivel. El tema de Hadzikadunic es una anécdota. Pasará un par de semanas más y se irá. A partir de ahí en la zona ancha Kang In Lee y Dani Rodríguez son insustituibles y cuando ellos no están se nota en exceso su ausencia. Ni Amath ni tampoco Antonio Sánchez tienen por ahora la confianza suficiente del entrenador para salir de inicio y deben darlo todo en situaciones de mucha tensión cuando normalmente el equipo va perdiendo fuera de casa.

Baba y Galarreta han sido este curso excesivamente intermitentes. El primero no da el paso definitivo, aunque es por el momento más fiable que Battaglia, con el que tampoco el entrenador tiene depositada apenas confianza. El jugador vasco, que la próxima temporada jugará en el Athletic, tiene destellos en según qué minutos, pero ha perdido por completo la regularidad de la que hizo gala en la primera fase de la temporada y el equipo lo nota. Grenier no está ya para Primera, resulta evidente. El club le ha regalado un par de años mientras que Morlanes, por un motivo hasta ahora desconocido, tampoco cuenta para Aguirre.

Y en la delantera está Muriqi tratando de cazar balones al que durante estos últimos partidos Aguirre ha querido acompañar con Kadewere, otro que también la Primera División por el momento le está un par de tallas por encima de su fútbol. Con el sistema de 5 defensas, 4 en el medio y el kosovar delante recibiendo ayudas de Kang In de vez en cuando el equipo consiguió un buen equilibrio, pero con esa mínima modificación para introducir a Tino no ha significado un cambio positivo para el grupo.

En el banquillo siempre está la bala de Abdón, pero por el momento el zimbauense está por delante del mallorquín y lo ve como un revulsivo en los segundos tiempos. En resumen, si el contingente A del grupo, el once titular, los clásicos por llamarlo de alguna manera, llegan tan justos a falta de doce partidos para que expire la Liga, la situación puede ser preocupante cuando se entre en esa liga de los últimos encuentros cuando se va a decidir todo. Por el momento, con 32 puntos, no hay nada conseguido y los del vagón de cola, a excepción del Elche, vienen empujando.

Con este panorama se afronta a partir de la semana que viene una fase clave del torneo con los partidos ante Osasuna, Valladolid (Zorrilla); Celta (Balaídos) y Getafe en son Moix. Estas son las próximas cuatro finales del once de Javier Aguirre.