Filip Jörgensen, de Can Valero a Primera

En edad infantil, sus padres viajaron a la Isla y por aquel entonces el jugador hizo una prueba en el Mallorca junto a su hermano, pero al ser extranjero se tenían que llevar a cabo toda una serie de trámites burocráticos y de eso se encargó la Penya Arrabal. En Can Valero llevaron a cabo todo el trabajo y el futbolista pudo jugar entre siete y ocho meses recuerda el directivo de la Penya, Javi Hernando. «Llegó con su hermano y de los dos el que más destacaba era él. Se le veían maneras de buen portero», explicaba Hernando.

De ahí pasó después al Mallorca donde también estuvo medio año, hasta que finalizó la temporada y Juan Carlos Colom, ahora ojeador del Betis y anteriormente del Villarreal, llevó a cabo informes muy positivos de él. El club amarillo, atendiendo a esa documentación, contrató al guardameta, que poco a poco fue cubriendo etapas hasta consolidarse al filial y de ahí dar el salto al primer equipo.

Juan Carlos recuerda sus principales características. «Era un portero con una planta espectacular. Ahora ya está en el metro noventa, pero ya en su momento tenía envergadura. Era muy buen portero y lo que más le costaba era el juego con los pies, pero con entrenamientos fue mejorando mucho. En la selección balear llamaba mucho la atención por sus buenas actuaciones y el Villarreal entendió en su momento que sería un futbolista de futuro y lo ficharon», relata Juan Carlos Colom. También entrenó con Pablo Roca, que sin duda le ayudó a explotar su talento. Este viernes puede jugar en Son Moix ante el Mallorca.