Cuando se sorteó el calendario de LaLiga muchos mallorquinistas marcaron con un subrayador el partido contra el Alavés sin saber todo lo que iba a suponer el duelo meses más tarde. Sin imaginar que el Mallorca, que parecía haber enriquecido su propuesta en el mercado, todavía no habría ganado en Son Moix, que estaría sentado al borde del barranco después de un doloroso empate contra el Cádiz, que encadenaría nueve partidos sin vencer o que el puesto de su entrenador estaría colgando de un hilo. Menos aún, que el conjunto vitoriano podría liquidar la etapa del entrenador mexicano en el Mallorca.
«Es un entrenador de los pies a la cabeza, no lo voy a descubrir yo», deslizaba Javier Aguirre el día de su presentación para referirse a Luis García. «Es muy querido aquí e hizo un grandísimo trabajo», añadía. El domingo pondrán fin a un ciclo de casi ocho años sin enfrentamientos directos entre ambos. Un historial de confrontaciones que empezó en 2011, cuando uno estaba en el Zaragoza y el otro en el Levante, y acabó en diciembre de 2015 en Abu Dabi, mientras uno y otro exploraban las galerías del fútbol emiratí.
El cara a cara lo domina Javier Aguirre, que se impuso a Luis García Plaza las tres primeras veces que sus caminos se entrelazaron. El Vasco le derrotó en las dos vueltas de la temporada 2010-11 y la única vez que se encontraron en 2012-13, mientras le practicaba los primeros auxilios al Espanyol y LGP guiaba los pasos del Getafe. Una historia que solo cambiaría al curso siguiente. El madrileño firmaba en Cornellà su primera y única victoria contra el mexicano gracias a un doblete de otro exmallorquinista, Adrián Colunga, y conservaba luego el empate a cero en el Coliseum. El mismo signo con el que finalizaría su pulso más exótico, escenificado en la Pro League de los Emiratos Árabes Unidos.
El Mallorca-Alavés de este fin de semana se vivirá de manera muy distinta en cada una de las orillas. En el conjunto vasco, ascendido el pasado mes de junio, la situación es relativamente cómoda. Todavía no ha ganado fuera de Mendizorroza, pero está siete puntos por encima del descenso. En Son Moix, en cambio, la tensión resulta cada vez más evidente y se ha filtrado, incluso, a través de los muros de la sala de prensa. Como el del Cádiz, será un partido con aroma a final en los primeros días de diciembre. Un choque que los bermellones deberán afrontar con dudas importantes —la principal preocupación es saber cómo estarán Maffeo y Raíllo— y la autoestima dañada. Casi dos años después, LGP puede cambiar el rumbo del Mallorca.
1 comentario
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Esper que Aguirre no llegesqui s'encapçalament de s'article, ell pensa que tot va molt bé., diu que d'ençà que va arribar mai hem estat en descens, amb això ja pensa que esà arrglat.