Abdón Prats celebra junto a Sergi Darder el gol que marcó contra el Cádiz en Son Moix. | CATI CLADERA

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Son Moix alberga este jueves el último partido del año en Palma. El Real Mallorca recibe a Osasuna en una fecha siempre trampa, en la que se junta la necesidad de ganar con el deseo de parar un par de días y disfrutar de las fiestas. El último encuentro del año y el primero del siguiente siempre suelen ser de difícil pronóstico, y más para un Mallorca que anda inmerso en un mar de dudas y además en un lío de bajas que merman el potencial del equipo. Tal y como ocurrió contra el Sevilla, el Mallorca quiere otra noche buena y sumar tres puntos revitalizantes tras el empate frente al colista el pasado domingo.

Javier Aguirre no podrá contar para este partido con Muriqi, Lato, Valjent y Mascarell. Muchas bajas para un equipo cuyos recursos son muy justos y que no tiene apenas fondo de armario. Cuenta con lo justo y cada baja vale su peso en oro. La más importante es la del kosovar. Sin duda. Sin él ahí delante, el Mallorca no ve puerta, y la solución más factible, la de Abdón Prats, por alguna razón que se desconoce, no termina de ser del agrado del mexicano. Aguirre tiene siempre muy buenas palabras hacia el delantero de Artà, pero debería concretar más en los hechos. Larin por ahora está por delante de él, algo incomprensible porque el máximo realizador es el mallorquín y porque con él en el campo siempre puede suceder algo. Para que Larin marque un gol el mundo tiene que pararse. Abdón no precisa de tanto para hacerlo, solo necesita estar en el campo.

El resto de ausencias también es importante, sobre todo la de Valjent, pero no tanto como no tener a Muriqi en punta. La peor previsión se cumplió y el jugador, tras la rotura muscular que sufrió con su selección, no volverá hasta el próximo año. Lo está pagando el equipo rojillo, que tiene la necesidad de superar esta situación para intentar cerrar el año con 18 puntos.

Uno de los grandes problemas del equipo es la falta de mordiente delante por no tener un plan claro y diáfano. Sin Muriqi hay que elaborar un poco más, pero quien tiene que hacer esa función, que es Darder, juega siempre fuera del lugar donde mayor incidencia tiene y cuando puede hacerlo por circunstancias del juego, se queda sin opciones para pasar la pelota. A partir de ahí, hay que jugar en horizontal, volver a empezar o improvisar más de la cuenta.

Tener a uno de los mejores centrocampistas de la Liga y no sacarle rendimiento es culpa del entrenador y del director deportivo, pero sobre todo del primero. Que en la jornada 18 todavía intente encajar las piezas dice muy poco del técnico.

Partiendo de esta premisa seguramente el técnico cambiará jugadores forzado por las circunstancias. Jaume Costa terminó tocado y Maffeo puede cambiar de carril y Gio jugar por la derecha. La previsión indica que hoy sí que puede jugar en el mediocentro Sergi junto a Samu, y que Sánchez y Dani ocuparán posiciones en las bandas. Abdón y Larin estarán delante. Pero es una previsión muy arriesgada porque obliga al técnico a salir de su zona de confort y prescindir de la línea de cinco atrás.

A partir de ahí siempre se puede dar la posibilidad de cambio y situar de nuevo a Copete y sacrificar a un hombre en el centro del campo. Esta noche se saldrá de dudas. Ganar o ganar. No hay otra y para ello no es mala idea situar a Abdón con Larin y tratar de dar un poco más de consistencia al juego ofensivo del Mallorca. Seguirá siendo difícil que Darder filtre pases de gol porque no hay gente veloz que pueda entrar como cuchillos, por lo tanto hay que explotar otras virtudes como el disparo, la capacidad de sorpresa en un palmo de terreno y las acciones a balón parado. Ante la dificultad de juego de bandas, por no tener extremos puros, el Mallorca necesita funcionar bien en el centro y no fallar ante un Osasuna irregular. Ganar o ganar. Y punto.