El centrocampista del Real Mallorca Antonio Sánchez persigue un balón ante la mirada de Maffeo y la presión del jugador del Real Madrid Rodrygo Goes en el partido que enfrentó a ambos equipos el pasado miércoles en el Santiago Bernabéu. | JUAN MEDINA

TW
6

No es fácil ser profeta en tu tierra. Antonio Sánchez Navarro (Palma, 1997) tuvo que emigrar hasta en tres ocasiones (Poblense, Barakaldo y Mirandés) para alcanzar horas de vuelo y demostrar fuera lo que se le negaba en casa. El pasado verano, en su cuarta temporada como integrante del primer equipo del Real Mallorca, vivió su momento más difícil. Javier Aguirre se reunió con él para decirle a la cara que no contaba con él y que lo mejor sería hacer las maletas y probar fortuna en otro vestuario. Pero no solo fueron las palabras del técnico. El club pasó a los hechos y le quitó el 10, un dorsal asignado tradicionalmente al crack, al elemento diferencial, y que la entidad se reservó para Sergi Darder. El técnico mexicano argumentó que había sido para «quitarle presión al chico». Lejos de hundirse y de aceptar la invitación a salir que le había ofrecido la entidad, Antonio Sánchez se arremangó para hacerle cambiar la idea al míster.

Noticias relacionadas

Inédito en las cuatro primeras jornadas, apenas apareció un minuto en Balaídos ante el Celta. También compareció en Montilivi en el tramo final para pasar directamente al once titular en el encuentro frente al Barcelona en Son Moix. Y desde entonces se ha convertido en una pieza casi insustituible. Titular en once de los trece últimos encuentros, Antonio Sánchez vivió el pasado miércoles su primera titularidad en el Santiago Bernabéu. Incrustado por delante del doble pivote, el mallorquín demostró su llegada para firmar dos buenas ocasiones. La primera fue un cabezazo al larguero que botó casi en la línea; y la segunda un remate desde el punto de penalti que se marchó fuera. Formado en el Independiente de Camp Redó, Antonio Sánchez pasó posteriormente por el Cide en categoría cadete y La Salle en juveniles antes de recalar en Son Bibiloni.

Con apenas 19 años se marchó al Poblense para vivir la primera de sus tres cesiones. Se estrenó en Segunda B con el Barakaldo y con apenas 21 se convirtió en un jugador indiscutible. Al año siguiente, en Segunda, también brilló en el Mirandés para instalarse de forma definitiva en el Mallorca en el verano de 2020 con 23 años y estrenarse en Cornellà-El Prat de la mano de Luis García Plaza.
Sin una posición definida, se mueve en el centro del campo, aunque en ocasiones también ha sido reclamado para taponar alguna hemorragia en el lateral derecho. Los detractores le acusan de irregular. Otros ensalzan su actitud. De lo que no hay duda es de la confianza en sí mismo. Otros quizás hubieran arrojado la toalla con lo que vivió en verano.