Imágenes de la afición en San Sebastián. | Carlos Román

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Para el mallorquinismo no es un martes cualquiera. Faltaban todavía un par de horas para que saliera el sol y el aeropuerto de Palma ya estaba inundado de camisetas del Real Mallorca. El sueño de conquistar Anoeta y alcanzar otra final de Copa del Rey ha calado entre una hinchada hambrienta de ilusiones que lleva semanas con el partido ante la Real Sociedad metido entre ceja y ceja. La emoción podía con el sueño y cientos de aficionados coloreaban Son Sant Joan mientras especulaban con el posible once que alineará Javier Aguirre y buscaban las puertas de embarque de sus vuelos hacia Madrid, Barcelona, Vitoria o Bilbao. Todos los caminos llevaban a San Sebastián.

En Donostia y desafiando a la lluvia, el mallorquinismo ha hecho del casco viejo de la ciudad en su centro neurálgico y ha elegido los bares del centro, con sus barras cargadas de pintxos, para pasar los nervios de una previa larguísima. Muchos llegaban allí tras pasear por la cercana playa de la Concha, uno de los principales iconos de la Bella Easo, y tomar las fotografías con las que recordarán un desplazamiento histórico.

La afición del Real Mallorca pinta de rojo San Sebastián

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Todos están citados a primera hora de la tarde en la plaza de la Constitución de la capital donostiarra para amenizar la espera en compañía y trasladarse después juntos al estadio, a unos cuarenta minutos andando del que se ha establecido como punto de encuentro para los bermellones.

Hacía casi dos años que la afición rojinegra no viajaba en masa a un partido. El último gran desplazamiento había sido a Pamplona en 2022 y aunque las sensaciones son parecidas, la meta no tiene nada que ver. Aquella vez estaba en juego la supervivencia en Primera División. Ahora, asegurar una plaza en la gran final de Sevilla. Pelear por un título. Una montaña de entusiasmo que, más allá del que sea el resultado final este martes, ya quedará como una de las mejores fotografías de estas últimas temporadas y como una experiencia inolvidable.

No todos los mallorquinistas han viajado a San Sebastián en las horas previas al partido. Algunos llevan todo el fin de semana por Euskadi combinando turismo, gastronomía y fútbol. Prepararon la garganta animando al Mallorca en Vitoria desde las gradas de Mendizorroza y esta noche empujarán desde un rincón de las tribunas superiores de Anoeta, luchando para que se les escuche en un estadio que a la hora del encuentro estará a rebosar y poblado por casi 40.000 aficionados realistas con su mismo objetivo. Todos los seguidores bermellones confían en que la de este martes no sea la última gran peregrinación de la temporada. La mayoría ya ha bloqueado en su agenda el sábado 6 de abril y quiere que esas banderas con las que hoy posan orgullosos en San Sebastián ondeen en la primavera sevillana y conozcan las gradas de La Cartuja.