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No pasan las horas. La puñetera final no llega. El camino hacia Sevilla pasaba por Mestalla. El Mallorca sumó un valioso punto al empatar sin goles (0-0) en un partido en el que Javier Aguirre puso en juego algunos titulares indiscutibles para la final y a muchos suplentes. El Mallorca pudo ganar y perder, pero empató. Es un buen resultado. Va bien.

Hace ya poco más de diez días que se hizo público que el Govern y el Consell de Mallorca han acordado un patrocinio conjunto para el Real Mallorca. El convenio se enmarca en la política de promoción turística tanto del Govern como del Consell. El patrocinio consta de un presupuesto de 2,6 millones de euros de los que el Govern aportará un máximo de 1.678.940 euros. El resto, con dos partidas de 500.000 euros, será responsabilidad del Consell, que el Mallorca cobrará esta temporada y la que siguiente.

Me parece una decisión tan vergonzosa como indignante. Las instituciones de Balears no deberían, pese a la importancia del Real Mallorca, regar con dinero público a una Sociedad Anónima, pese a que sea deportiva. El Mallorca es hoy una empresa privada con un propietario estadounidense. Patrocinar a la empresa privada que preside Andy Kohlberg me parece vergonzoso. Es una decisión cobarde e injusta que indigna a muchos, tanto si son mallorquinistas como si no lo son. No es una cuestión de colores deportivos, de filias o fobias. Es cosa de sentido común.

El Mallorca está de enhorabuena y no solo por la subvención conseguida. Desplazar a más de 20.000 aficionados a Sevilla es una proeza. Será un día histórico. Seguro. Ah, por cierto, yo soy de los optimistas. Tengo el convencimiento de que el Mallorca sumará su segunda Copa del Rey. Seguro.