Dos aficionados del Mallorca posan con la careta de Abdón este pasado sábado en Son Moix. | Miquel Àngel Borràs

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Marcó el gol del ascenso ante el Deportivo. Una chilena icónica en Almería. Varios tantos determinantes para la salvación... pero Abdón Prats va camino de pasar a la historia por la final de la Copa del Rey que no jugó. Una semana después de quedar inédito en la cita de La Cartuja ante el Athletic Club, el mallorquinismo quiso rendirle al artanenc un tributo extraordinario ante el Real Madrid. Su rostro inundó las gradas de Son Moix, más llenas que nunca con 23.244 espectadores, con las caretas del Moviment Mallorquinista, y su salida al campo a la hora del encuentro se celebró casi como un gol. Aguirre ha explicado por activa y por pasiva por qué el ‘9' no intervino ni un minuto en la final –los defensas se le iban cayendo y no encontró el momento de meterlo en el campo–, aunque duda cuando se le pregunta por su ausencia en el once inicial –por primera vez en toda la competición– y justifica la titularidad de Larin por los 10 millones que costó su fichaje...

Precisamente la entrada de Abdón, junto a la de Darder, le cambió la cara a un Mallorca agazapado en el arranque y a tumba abierta en los últimos minutos. Entre medias, un Madrid a medio gas y mirando de reojo a Manchester, que liquidó el trámite con un gol de rebote de Tchouaméni que desvió Manu Morlanes. El mexicano se tiró con todo en el tramo final y metió en el césped a Larin para acabar jugando con tres ‘9' más Nastasic y Raíllo y colgando balones a la olla. En el último Muriqi tuvo el empate. Siempre nos quedará la duda de saber qué hubiera pasado con un Mallorca más descarado y con menos complejos en el inicio. Como tampoco se resolverá nunca qué hubiese sucedido si Abdón hubiera jugado la final de Copa...