Gestionar el éxito es fundamental para encarar el futuro. Mucho se habla de la posibilidad de morir de éxito en el mundo del turismo si no se controlan los inconvenientes que genera la principal industria de Balears. En el mundo del fútbol, de igual manera, es fundamental aprovechar los buenos momentos. Y el Real Mallorca, sin duda, debe saber gestionar el éxito indiscutible que supone disputar una final de la Copa del Rey y el desplazamiento de aficionados más masivo de la historia del club.
El Mallorca debe aprovechar la oportunidad para consolidar sus fortalezas y mejorar sus debilidades, que no son pocas. El margen de mejora es importante deportiva, económica y socialmente. En todo caso, sería importante que la entidad contara de nuevo con un presidente y un consejo de administración perfectamente integrados en el tejido social de la isla. No es una cuestión superflua. En definitiva, hay que gestionar el éxito para que la entidad crezca en todos los aspectos.
¡Ah, por cierto! La permanencia aún no está sellada. El Mallorca perdió ante el Sevilla (2-1) y continúa a seis puntos del Cádiz, que marca la última posición de descenso. Y el domingo, el equipo de Aguirre juega en el Nuevo Mirandilla.
El Mallorca fue mejor en la primera mitad, dispuso de las más claras oportunidades, pero exhibió una vez más su desesperante falta de gol. En la segunda mitad, reaccionó el Sevilla, aunque el once de Aguirre tuvo la primera gran ocasión. En-Nesyri abrió el marcador y Romero sentenció a falta de poco más de un cuarto de hora. La derrota estaba servida y el gol de Prats en tiempo de prolongación fue poco más que una reivindicación más del artanenc. Solo una cosa más: no me gusta Aguirre. l
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