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La temporada del Mallorca se está haciendo eterna. Infumable. Ni el cuerpo técnico ni los propios futbolistas transmiten la sensación de estar disfrutando con su trabajo y convierten cada partido en un suplicio. La final de la Copa del Rey disputada hace un mes supuso el epílogo de una temporada que está acabando con un ambiente enrarecido y con el futuro de Javier Aguirre monopolizando todas las tertulias. Lo mejor que puede pasar es que esto acabe...

La puesta en escena del Mallorca fue tétrica. Impropia de un equipo profesional. A cámara lenta, sin ideas y sin ganas, el Atlético se encontró por delante gracias al talento de Riquelme. Ni siquiera ese rejón de muerte despertó de su molicie a un grupo que se limitó a perseguir sombras y cuyo mejor recurso ofensivos fueron los centros desde el extremo diestro de... Martin Valjent.

La suerte que tiene este Mallorca -que solo ha sumado dos de los últimos quince puntos posibles- es que Almería, Granada y Cádiz están firmando los peores registros de la historia. De lo contrario, en una campaña normal, este equipo estaría inmerso de lleno en arenas movedizas. El ruido que está provocando el futuro de Aguirre y las palabras del técnico en las vísperas («nadie del club ha hablado conmigo») invita a pensar en un final de ciclo. Por lo visto ayer en Son Moix, parece evidente. Y cómo al Cádiz le dé por ganar en estos cuatro últimos partidos...