Palma19/05/24 0:30
El 19 de mayo de 1999 es una de esas fechas que la afición del Mallorca va a llevar siempre tatuada en el corazón. Los seguidores bermellones, que aquel día teñían la North Stand de Villa Park como habían pintado un año antes las gradas de Mestalla, vivieron una jornada eterna en Birmingham. El partido, solo emborronado por un derechazo imposible de Pavel Nedved desde la media luna del área, no tuvo la épica ni la mística de la final de Valencia, pero trasladó al Mallorca a una dimensión hasta entonces desconocida. A un escenario que, seamos sinceros, parece imposible volver a pisar en un contexto como el de estos días.
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